Una de las cosas que más llama la atención cuando se visita la Gemäldegalerie de Dresde son los maravillosos marcos que realzan y unifican toda la colección que se exhibe en este excepcional museo. Más de 1.400 pinturas todas con el mismo precioso y ornamentado marco de madera grabada y dorada. Ya Goethe, en su visita al museo en 1768, señalaba que una de las cosas que más le habían impresionado eran “los marcos deslumbrantes, que apenas habían cambiado desde el día en que habían sido dorados”.

     La historia de por qué todos los marcos de la Gemäldegalerie muestran un mismo diseño resulta de los más apasionante. En octubre de 1746 Augusto III, rey de Polonia, e hijo del Elector de Sajonia Augusto II, adquirió al duque de Módena Francisco III d’Este cien importantísimas pinturas que otorgaron a su galería artística una enorme fama en toda Europa. Los marcos de las obras fueron dejados en Módena, por lo que inmediatamente se comenzó a fabricar nuevos marcos para éstas y también para el resto de las obras que componían su colección.

Anton Raphael Mengs, Ausgusto III, 1745. Pastel sobre papel. Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde.

     La adquisición de tan importante número de piezas llevó a trasladar su colección, que antes se encontraba en el Residezschloss, al llamado Johanneum, lo que antes eran los antiguos establos regios, situados en la plaza principal de Dresde. El edificio será objeto de remodelaciones por parte del arquitecto más destacado del momento, Johann Christoph Knöffel, para amoldarse a su nueva función de galería abierta al público. Las salas de la galería pasaron entonces a decorarse con papel pintado adamascado en color verde y se dividió el espacio en salas externas, para las pinturas holandesas, flamencas y alemanas, e internas, dedicadas a exhibir la pintura italiana.

Bernardo Bellotto: La plaza nueva del mercado en Dresde desde el Jüdenhof, ca. 1748. Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde.

     Los muros de ocho metros de altura estaban separados en divisiones: un cuadro principal ocupaba el centro, mientras que otras pinturas se disponían simétricamente a izquierda y derecha. Se colgaron grandes lienzos en la fila superior y las obras más pequeñas se colocaron más abajo y en los pilares. Los marcos de la galería, con sus molduras anchas terminando en bordes de cuentas y carretes, se adaptaban bien a este esquema. Alineados muy juntos, parecían tiras de papel pintado, enfatizando la división decorativa de las paredes en secciones. Este esquema de colgar las obras fue utilizado durante largo tiempo, incluso cuando la Gemäldegalerie fue trasladada en 1855 a un nuevo edificio diseñado por el arquitecto Gottfried Semper, autor del cercano edificio de la Ópera que pasó a denominarse “Semperoper”.

Disposición de los cuadros en la galería de Dresde.

Anónimo: Interior de la Gemäldegalerie, ca. 1830. Foto: Wikimedia Commons.

     Además de permitir un diseño estéticamente consistente, los marcos también sirvieron para demostrar la propiedad real de las obras. En la parte inferior del marco hay un cartucho en el que se muestran las iniciales del rey, “AR” – “Augustus Rex”- bordeadas por la cinta de la Orden polaca del águila blanca. El larguero superior del marco estaba decorado con el escudo de armas sajón-polaco, originalmente rematado por una corona tallada en completo relieve. Solo se han conservado unos pocos marcos en su forma original ya que la mayoría de las coronas parecen haberse eliminado en la primera mitad del siglo XIX, cuando se agregaron los títulos a las pinturas.

     Los encargados de realizar estos magníficos marcos fueron los escultores Mattheus Kugler y Joseph Deibel, mientras que del trabajo de dorado se encargaron los doradores de la corte Müller y Hofmann. Kugler, originariamente de Münich, había seguido a su mecenas, la princesa Mariana Antonia de Baviera, a Dresde en 1747 tras el matrimonio de ésta con el príncipe elector de Sajonia, Friedrich Christian. Entre 1747 y su muerte en 1752 trabajó como escultor en las decoraciones de diversos palacios. La mayor parte de los marcos estaban terminados a la muerte de Kugler cuando tomó las riendas del taller su subalterno, quien fue nombrado Escultor de la Real Galería, Joseph Deibel. Tras la muerte de su maestro Deibel continuó no sólo con la elaboración de molduras sino que también realizó la decoración de numerosos salones de banquetes, interior de iglesias, muebles y cenotafios, convirtiéndose así en el más importante escultor en madera del periodo rococó en Dresde.

La Venus dormida de Giorgione mostrando un marco con la corona en relieve en la Gemäldegalerie de Dresde.

Los dos Velázquez que llegaron procedentes de la colección del Duque de Este en la Gemäldegalerie de Dresde.

El retrato de Rembrandt de Muchacha con su marco en el que la corona en relieve se ha perdido

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