Luisa Rafaela de Valdés y Morales, conocida como Luisa de Morales, fue la primera hija del matrimonio entre Juan de Valdés Leal e Isabel de Carrasquilla y Morales, y nació en la ciudad de Córdoba el 16 de diciembre de 1654, tal y como afirma su partida bautismal, conservada en la parroquia de San Pedro. Dos años más tarde, la familia ya había trasladado definitivamente su residencia a Sevilla, donde Valdés Leal establecería su taller. En 1657 nació la segunda hija del matrimonio, Eugenia María, que sería bautizada en la iglesia de San Martín, y en 1664 nació María de la Concepción, tres años después de que, el 24 de marzo de 1661, su madre hubiese alumbrado al único hijo varón del matrimonio, Lucas Valdés. Alfonsa María, la última descendiente del matrimonio, nacería el 22 de enero de 1667.

     De todos ellos, está documentada la actividad artística de Lucas, Luisa y María de la Concepción, aunque no sería extraño suponer que los demás también pudieron participar del obrador familiar en algún momento de sus vidas, como forma de contribuir a la producción artística que permitía la supervivencia económica del conjunto doméstico. Nos centraremos en las dos mujeres.

      Comenzando por la primogénita, tan solo conocemos que Luisa de Valdés se desposó el 8 de julio de 1672 con el escultor Felipe Martínez, y algo más de un año después, el 22 de noviembre de 1673, nació la primera y única hija del matrimonio, Catalina Sicilia, siendo su padrino Lucas Valdés. Sin embargo, en la documentación conservada en la parroquia de San Andrés de Sevilla en lo relativo a los vecinos de la ciudad, Luisa de Morales aparece como habitante de la casa familiar durante los siguientes años, mientras que los nombres de su marido y de su hija no aparecen mencionados. Esto, junto a otras evidencias documentales, parece probar que la relación conyugal no debió ir demasiado bien, llegando Luisa de Morales a pedir una nulidad matrimonial que, por la documentación conocida en la actualidad, no debió concederse.

Rombout VAN DEN HOEŸE, Sevillia: Hispalis uvlgo Sevilliae urbis Toto orbe celeberrimaes primariae efigies Hispaniaeque (1648-70). Imagen: Instituto Geográfico Nacional.

     Por su parte, María de la Concepción entró como religiosa en el monasterio de san Clemente el Real el 30 de abril de 1681, a la edad de 16 años, tomando el hábito ante don Gregorio Bastán y pagando una dote de 1.250 ducados, que se sufragaría con la terminación del retablo de la capilla mayor que Valdés Leal realizó para la iglesia.

     Las evidencias de que Luisa y María de la Concepción se dedicaron a la pintura son numerosas. Ya Palomino hizo mención a ello en las páginas que dedicó a Juan de Valdés Leal en su Parnaso Español Pintoresco y Laureado, la tercera parte de su obra Museo Pictórico y Escala Óptica, afirmando que:

“Dexó, ademas del ya dicho don Lucas, dos hijas, la una doña Maria, que entró religiosa, y la otra doña Luisa, ambas condecoradas con la habilidad de la pintura, así en miniaturas, como á el olio; y especialmente en retratos con gran felicidad”.

Antonio PALOMINO: Museo Pictórico y Escala Óptica, tomo III, El parnaso español pintoresco y laureado. Madrid: en la Imprenta de Sancha, 1796, p. 648 [detalle]. Imagen: Biblioteca Virtual de Andalucía.

     También Aureliano Beruete, autor de una de las primeras monografías que podrían considerarse científicas del artífice sevillano, afirmó que “[…] dejó […] dos hijas, María y Luisa, ambas también pintoras de cierto talento […]”. Por su parte, Ceán Bermúdez en su Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, dedicó una entrada independiente a cada una de ellas, algo que llama la atención teniendo en cuenta que las referencias a la actividad artística de las mujeres suelen aparecer, de manera colateral, en textos dedicados a los varones a los que estuvieron vinculadas.

Agustín CEÁN BERMÚDEZ: Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España. Madrid: en la imprenta de la viuda de Ibarra, 1800. Imagen: Biblioteca Digital de Castilla y León.

     Dedica a María de la Concepción las siguientes palabras:

“[…] pintora, natural de Sevilla y religiosa del órden del Císter en el real monasterio de S. Clemente de aquella ciudad. Fue hija y discípula de D. Juan de Valdes Leal: pintó muy bien al óleo y de miniatura, é hizo retratos con facilidad y semejanza. Fallecio profesa en su monasterio el año de 1730 […]”.

     A pesar de las numerosas referencias que evidencian la actividad artística de María de la Concepción, es de Luisa de Valdés de quien más obras se han identificado. Esto podría responder a la situación de religiosa de la primera desde tan temprana edad, que quizá no la permitió colaborar durante demasiado tiempo en el taller familiar. Se desconoce si continuó dedicándose a la pintura a partir de esos momentos –aunque no sería de extrañar por la gran cantidad de mujeres religiosas que, después de profesar, desarrollaron la pintura o la literatura dentro de las instituciones religiosas–, y hasta día de hoy no se han encontrado obras que puedan atribuirse a su persona.

     Mientras, de Luisa de Morales dice lo siguiente:

“[…] grabadora de láminas, y natural de Sevilla. Grabó al agua fuerte el año de 1671 una lámina con quatro emblemas, y en 72 otra con seis. Ámbas estampas están en el libro de las fiestas que celebró Sevilla á la canonización del rey S. Fernando”.

     Esto último hace referencia a que el 3 de marzo de 1671 se proclamó la concesión del culto a san Fernando en Sevilla, celebrándose con procesiones, paseos de la nobleza a caballo a lo largo de la urbe e iluminaciones nocturnas. Todo ello fue descrito en las Fiestas de la Santa Iglesia de Sevilla al culto del Señor Rey San Fernando, texto escrito por el sacerdote don Fernando de la Torre, donde queda detallada la enorme suntuosidad y pompa con las que la ciudad de Sevilla acogió la ceremonia.

Fernando DE LA TORRE: Fiestas de la Santa Iglesia de Sevilla al culto del Señor Rey San Fernando III de Castilla i Leon. Sevilla: en casa de la viuda de Nicolas Rodriguez, 1671. Imagen: archive.org.

     En este contexto, tuvo gran importancia el popularmente denominado Trofeo o Triunfo, monumento colocado en el trascoro de la catedral, para cuya realización intervinieron el arquitecto Simón de Pereda y el pintor Juan de Valdés Leal. Aunque la intervención del artífice sevillano no se ha conservado, se conocen las obras a través de la ya mencionada descripción del padre Torres, texto en el que también se incluyeron láminas de grabados.

Triunfo de San Fernando, grabado de Juan de VALDÉS LEAL en: Fernando DE LA TORRE: Fiestas de la Santa Iglesia de Sevilla al culto del Señor Rey San Fernando III de Castilla i Leon. Sevilla: en casa de la viuda de Nicolas Rodriguez, 1671. Imagen: archive.org.

     Todo esto es de interés aquí porque, si bien algunas de estas láminas están firmadas por Juan de Valdés Leal y otras por su hijo varón, Lucas Valdés –quien las ejecutó a la temprana edad de 11 años–, tres de ellas llevan la firma de Luisa de Morales, según afirmó José Gestoso y Pérez en su biografía de Valdés Leal, diciendo que las “[…] estampas están grabadas con verdadero desenfado, acreditando que la artista supo aprovechar las lecciones que recibiera de su progenitor […]”, posiblemente en el taller familiar.

Grabado de Luisa DE MORALES en: Fernando DE LA TORRE: Fiestas de la Santa Iglesia de Sevilla al culto del Señor Rey San Fernando III de Castilla i Leon. Sevilla: en casa de la viuda de Nicolas Rodriguez, 1671, firmado: Luisa de Morales. Imagen: archive.org.

     Además, la participación de Luisa de Valdés en la realización de este libro evidencia el carácter versátil de la artista dentro de su formación, que no se vio limitada a la pintura al óleo y la miniatura como afirmaba Palomino, sino también al grabado, técnica de gran importancia para la difusión de iconografías y composiciones en los siglos que aquí nos ocupan. Junto a ello, la artista se encargó también de la policromía de esculturas, como por otra parte fue común a los pintores durante el s. XVII. En este sentido, en 1944 se publicaron una serie de documentos relativos a la iconografía de san Fernando, entre los que se incluye un texto conservado en el archivo de la catedral, que citamos a continuación:

“Luisa Rafaela, hija de Juan de Valdés y de doña Isabel de Carrasquilla, su legítima mujer, como estuviese enferma cuando vino a Sevilla la Bula de Beatificación de San Fernando, año 1671, y hubiesen encomendado a Juan de Valdés la disposición de altares, pinturas, estofados y obeliscos de la catedral, y hallándose Juan de Valdés agobiado por tanto trabajo, quedándose por estofar el Santo Rey, que había de ponerse al culto y veneración pública, hecho por Pedro Roldán, y como empeorase Luisa de Valdés, esta imploró al auxilio de San Fernando y tomando el pincel con gran fe cuando le subía la fiebre, quedo de súbito completamente curada”.

     Este documento evidencia que la participación de Luisa de Valdés en las fiestas por la canonización de san Fernando no se redujo a los grabados que realizó para ilustrar el texto del Padre Torres sino que, posiblemente debido al abundante trabajo encomendado a su padre, este necesitó de la colaboración de sus dos hijos, Lucas y Luisa, encargándose la segunda de policromar la escultura del santo, realizada por el también artífice sevillano Pedro Roldán. A su vez, es muestra de que la artista tuvo un papel notable dentro del obrador de Juan de Valdés Leal, no solo en la realización de los cuadros que de allí salían para una clientela aristocrática o religiosa –de los que, por otra parte, no han quedado evidencias a pesar de las afirmaciones de Palomino– sino en otros encargos de mayor envergadura.

Pedro ROLDÁN (escultura) y Luisa DE MORALES (policromía): San Fernando (ha. 1672), Catedral de Sevilla, Sevilla. Imagen: Wikipedia.

     Hasta 1689, la documentación evidencia que Juan de Valdés vivía con Isabel de Carrasquilla y algunas de sus hijas, entre ellas Luisa, en una casa en la calle Amor de Dios. El taller familiar, tal y como constatan los contratos conservados de los aprendices que entraron en el mismo, se ubicaba en este mismo lugar, con lo que la artista debió de estar, al menos hasta dicha fecha, contribuyendo a las labores del obrador, así como quizá hizo Lucas Valdés, que vivía en el domicilio contiguo junto a su mujer, Francisca de Ribas. Luisa de Valdés aparece citada en los documentos relativos a los miembros que habitaban la casa de la familia Valdés-Morales hasta 1692, una vez su padre había fallecido. Esto lleva a preguntarse si el taller siguió en activo después de la muerte del maestro, bajo la dirección de Lucas de Valdés, circunstancia en la cual posiblemente su hermana pudo seguir contribuyendo, como había hecho hasta el momento, hasta su muerte.

     En cuanto a María de la Concepción, como se ha mencionado anteriormente, no se ha hallado apenas documentación datada con posterioridad a su profesión en el convento de San Clemente el Real, aunque aparece mencionada en el documento por el que Juan de Valdés, próximo a la muerte, otorgaba derecho a Isabel de Carrasquilla y a Lucas Valdés para formular su testamento. En este texto, el pintor sevillano nombra herederos a cuatro de sus hijos mayores de edad, Luisa Rafaela –de quien dice ser “mujer acerta de Felipe Martínez”–, Eugenia María, Lucas Gregorio y Antonia Ildefonsa, afirmando que María de la Concepción, hija legítima, había renunciado a la herencia materna y paterna en el momento de profesar en el ya mencionado convento, donde moriría, según Ceán Bermúdez, en el año de 1730.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

BERUETE Y MORET, Aureliano: Juan de Valdés Leal. Sevilla: Sobrinos de Izquierdo, 1922.

CEÁN BERMÚDEZ, Juan Agustín: Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, vol. III. Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1800.

GESTOSO Y PÉREZ, José: Biografía del pintor sevillano Juan de Valdés Leal. Sevilla: Oficina tipográfica de Juan P. Girones, 1917.

KINKEAD, Duncan T.: Pintores y doradores en Sevilla (1650-1699): documentos. Bloomington: Milton Keynes, AuthorHouse, 2007.

PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO, Antonio: El Museo pictórico y escala óptica, III: El parnaso español pintoresco laureado. Madrid: Aguilar, 1988 [edición original: 1724].

TORRE FARFÁN, Fernando: Fiestas de la S. Iglesia Metropolitana, y Patriarcal de Sevilla: al nuevo culto del señor rey S. Fernando el Tercero de Castilla y de Leon. Sevilla: en casa de la Viuda de Nicolàs Rodriguez, 1672.

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