“Estoit intelligente dans la peinture, dont elle faisait profession”
(A. Felibien, Entretiens sur les vies et sur les ouvrages de plus excellens peintres anciens et moderns, Paris, 1685)
Hace poco me encontré por casualidad con un artículo de la historiadora del Arte italiana Consuelo Lollobrigida*, con la que además coincidimos en el II Seminario Internacional “Las Mujeres y las Artes en la Corte española de la Edad Moderna” ver aquí, en el que me daba a conocer un nombre completamente ajeno hasta entonces para mí, el de Virginia da Vezzo (Velletri, 1597 – París 1638).
Una rápida búsqueda por internet dio como resultado que además pudiera poner rostro a ese nombre gracias a la estampa que Claude Mellan realizó con la técnica del buril de un retrato de la joven pintora como bien reza en la misma: “Virginia de Vezzo da Velletri Pittrice” por lo que no nos queda ninguna duda de la actividad que ejercerá Virginia. Pero además en esa búsqueda se da el siguiente elemento biográfico, esposa de Simón Vouet (París 1590 – 1649). Virginia era hija a su vez de un pintor, Pompeo Vezzi, que se trasladaría con su familia desde Velletri a Roma entorno a 1610 y del que sólo he encontrado referencia documental pero no mucho más.
En Roma, el padre entrará dentro del círculo de artistas cercanos al Cardenal del Monte, antiguo protector de Carvaggio, como podemos deducir de su aparición en una serie de documentos conservados en el Archivo Estatal de Roma y que se relacionan con la creación de una congregación secreta de pintores y escultores. Esta congregación tenía su sede en casa de Simón Vouet, en vía Ferratina, y entre los pintores que se mencionan como miembros de la misma destacan el Pomarancio, Baglione, Ottavio Leone, Lanfranco o Antiveduto della Gramatica, además del propio Pompeo da Vezzo.
Por lo tanto, volveríamos a estar dentro de ya archiconocido modelo de mujer, hija de pintor, que recibe formación en el taller familiar y en este caso además casa con otro pintor, como solía ser habitual también. La profesora Lollobrigrida además nos da el dato de que el nombre de Virginia aparece en un documento de la Academia de San Lucas de Roma, una compilación sin fecha, en la que se recogen los nombres de mujeres que han pertenecido a la misma. También nos da el dato de que, tras la primera formación en el taller paterno, Virginia, frecuentó la escuela de dibujo del natural que Vouet abrió en 1621 en las proximidades de la vía Ferratina, donde vivía la familia da Vezzo y que además estaba dentro de las relaciones profesionales de la familia por la vinculación con la citada congregación secreta de pintores y escultores vinculadas al Cardenal del Monte que se reunían en casa de Vouet, éste estaba pensionado por la Academia Francesa y en Roma se moverá también en el circulo de artistas vinculados a Cassiano dal Pozzo, el cultísimo secretario del Cardenal Francesco Barberini, nepote del papa Urbano VIII.
Cuando se celebre el matrimonio del francés con nuestra pintora, en la parroquia de San Lorenzo in Lucina en 1626, Virginia debía ser ya una pintora notable como justificaría su inclusión en la Academia de San Lucas, según Lollobrigida, en 1624 tras presentar un lienzo con el tema de Judith, que actualmente se conserva en el Museo de Bellas Artes de Nantes. La identificación de la autoría de este cuadro con la pintora velletriana viene avalado por la existencia de una estampa de Claude Mellan fechada en 1626 y que recoge la composición de da Vezzo e incluye la autoría de la obra a nuestra pintora.
La obra de una calidad excepcional remite al estilo derivado del naturalismo caravaggista atemperado con un dibujo muy cuidada y una manera exquisita de aplicar el color. Es el mismo estilo que está desarrollando en esos años su esposo y que también podemos relacionar con artistas que están viviendo en Roma por esos años, como puede ser el caso de Artemisa Gentilleschi, que como todos conocemos va a ser retratada por el propio Vouet en 1624.
El matrimonio marchará a París, donde Virginia continuará con su actividad artística y donde organizará una academia de dibujo del natural destinada a jóvenes damas de la corte del rey francés. Su actividad en la corte del rey cristianísimo será apreciada por la reina María de Medici y por el Cardenal Richelieu. En las fuentes francesas nos han llegado elogios hacia esta pintora y su labor en la corte:
“tan bien educada en el arte de la pintura que a menudo tenía el honor de trabajar en presencia del rey y recibir de su boca el elogio debido a las obras de su hermosa mano”.
(Bullart, I., Académie des Schience set des Arts, conten-ants les Vie set les Eloges Historiques des Hommes Ilustres…, París, 1682, p. 490.)
Su cercanía al modo de pintar de su esposo ha hecho que muchas obras que pudieron salir de los pinceles de Virginia se hayan atribuido tradicionalmente a Simon, así como que su nombre haya quedado reducido al papel de modelo para la realización de magdalenas, madonnas o heroínas mitológicas en las obras de su esposo.
Como bien recordaréis muchos, hace poco tiempo el Museo del Prado adquirió mediante micromecenazgo, un lienzo de Vouet: Retrato de niña con paloma (ca. 1620), que ahora cuelga en las paredes de la pinacoteca junto con El Tiempo vencido por la Esperanza y la Belleza (1627), cuadros en los que ha utilizado como modelo a la misma persona. Durante algún tiempo se especuló, y así aparece en la ficha del museo del cuadro alegórico, con que el personaje de la belleza fuera un retrato de Virginia, sin rechazar de forma absoluta esta posibilidad, nos parece poco probable por la cronología ya que en 1620 Virginia rondaría los 21 o 22 años, edad que no parece encajar con la edad de la retratada.
La muerte prematura de da Vezzo seguramente impidió que alcanzara un puesto similar al que había logrado una Sofonisba Anguissola en la corte de Felipe II o una Artemisia Gentilleschi en la corte ducal de Florencia o en Inglaterra, pero de su estimación por los monarcas franceses nos queda la testimonio en el modo en cómo se celebraron sus honras fúnebres:
“de Dame Virginie de Vezo, femme de noble homme Simon Vouet, peintre ordinaire du Roy, prise aux galleries de Louvre et portée à Saint-Jean-en-Grève. Le beau poill, peremens, six chandelliers blancs, le choeur, les vingt (pretes) de la paroisse, le crieur, Monsr Spens. 30 liv 10 s. – Deux messe à la chapelle des Dames”.
(H. Herluison, Actes d’état-civil d’artistes française: peintrs, graveurs, architects, Orleans, 1873, p. 455 [citado por Lollobrigida]).
Esperemos que en futuros trabajos de investigación se pueda ir descubriendo algunas obras más de esta excepcional pintora, dentro de la multitud de obras anónimas cercanas a ese caravaggismo atemperado que tan bien representa la obra de Simon Vouet en Roma y que le confirió fama a su esposa, una pintora que es algo más que la mujer de Vouet.
*Para conocer algo más sobre ella os dejamos el enlace al artículo publicado por Consuelo Lollobrigida, ver aquí.