Juan de Juanes (1507/23-1579) estableció un prolífero obrador pictórico en Valencia, situado, teniendo en cuenta que en estos momentos los obradores solían ocupar el mismo inmueble que las viviendas, en la actual Carrer de Roteros, donde consta documentalmente que residió junto a su familia.
Como la mayoría de los talleres artísticos españoles de los siglos XVI y XVII, contó con la participación, no solo de artífices asalariados contratados como aprendices y oficiales, sino también con la de los miembros de la familia del pintor, entre ellos los tres hijos que nacieron de su matrimonio con Gerónima Comés.
La labor pictórica de su hijo, Juan Vicente Macip, está ampliamente documentada, a pesar de que no fue el único vástago dedicado a la pintura, pues las dos hijas que tuvieron, Margarita y Dorotea Macip, también formaron parte del obrador familiar, como forma de contribuir al sostenimiento económico del conjunto doméstico, participando en la producción manufacturera de las pinturas que salían del taller. Sin embargo, el papel de estas dos mujeres apenas ha sido reconocido, pues hasta el momento casi no se han hallado documentos que lo corroboren y es más bien la tradición popular la que ha dado noticia de este hecho, con lo que las referencias historiográficas a su trabajo artístico son mucho menos notables. Una muestra más de cómo la Historia del Arte no ha mostrado apenas interés en el estudio de las mujeres en las artes, apartándolas del discurso histórico tradicional a pesar del importante papel que tuvieron en el desarrollo de las mismas.
Desconocemos, hasta el momento, las fechas de nacimiento de ambas, aunque algunos autores han resulto que Dorotea debió nacer primero, pues siempre aparece citada en primer lugar en la documentación conservada. Sí son conocidas las fechas de muerte a raíz del hallazgo de sus partidas de defunción, que citan que el 17 de enero de 1609 murió Dorotea y el 17 de febrero de 1613, Margarita. Ambas fueron enterradas en el mismo lugar que su padre, la Parroquia de la Santa Cruz de Valencia, ciudad en la que habían residido gran parte de su vida, quitando los años en los que está documentada su presencia en Bocairente, donde se trasladaron con toda la familia para que Juan de Juanes y Juan Vicente, padre e hijo, se encargasen de la realización del retablo del altar mayor de la iglesia parroquial.
Una de las primeras referencias a la actividad artística de ambas pintoras es el soneto que les dedicó en Obras trágicas y líricas del capitán Cristóbal de Virués el poeta Cristóbal Virués, contemporáneo a la vida de Juan de Juanes y habitante de la ciudad de Valencia, en el que menciona a los tres hijos del pintor:
“Y si quieres acá verte presente,
aunque ya estás do el bien eterno abita,
de tus tres hijos tu figura sea:
En el pincel y colores, Juan Vicente,
en ingenio y pintura, Margarita,
en discreción y gracia, Dorotea”.
La referencia a la condición de pintores de Juan Vicente y Margarita es clara, pero en lo relativo a Dorotea, el soneto no revela su dedicación a la pintura de forma evidente, algo que ha provocado que parte de la historiografía dude de su ocupación, a pesar de que la tradición popular –como ya se ha comentado, fuente principal para conocer la dedicación de ambas a las actividades relacionadas con las artes– afirma que las dos hermanas continuaron con el oficio de su padre. Ello provoca que algunos autores sostengan que fueron Juan Vicente y Margarita los únicos que se dedicaron a la pintura.
Sin embargo, otros autores sí mencionan que ambas fueron pintoras, como es el caso del primer biógrafo de Juan de Juanes, Vicente Vitoria, quien afirma en su Academia de pintura del Señor Carlos Maratti que se dice “[…] que [ambas] pintaron admirablemente en el mesmo estilo del padre y que ellas solían pintar el pelo y barbas en las obras de su padre con flema mugeril que pareze se les puede contar los cabellos a las figuras, y por no poder Juanes cumplir con todos las lavores, sus hijas solían copiar sus tablas, y él las acabava de su mano, por cuya causa se ven algunas cosas replicadas […]”.
Sin detenernos a comentar la adjetivación que el autor emplea para describir la aportación de las dos mujeres a la obra de su padre –la historiografía tradicional, especialmente durante los siglos XIX y XX, ha tenido como costumbre hacer hincapié en el carácter “femenino” de la técnica y la forma de representación de las mujeres artistas, generalmente como manera de menospreciar su aportación a las artes–, evidenciaremos que de los testimonios populares parten, principalmente, todas las referencias a la ocupación como pintoras de Dorotea y Margarita Macip.
También menciona a ambas Vilanova y Pizcueta, quien escribió otra de las biografías básicas para el estudio de Juan de Juanes, Biografía de Juan de Juanes: su vida y obras, sus discípulos é influencias, donde afirma que del matrimonio del pintor con Gerónima Comés nacieron tres hijos, “Juan Vicente, Dorotea y Margarita, los tres pintores”, algo que provocó que su padre fuera durante su vida feliz, pues “vio perpetuarse el amor á la pintura en su familia”.
Una de las aportaciones artísticas que tradicionalmente se han atribuido a las hijas de Juan de Juanes, desde que así lo mencionase Antonio Ponz en su Viage de España, son las pinturas que ornamentaban la Capilla de San José en la Parroquia de la Santa Cruz de Valencia, espacio en el que, además, como ya se ha mencionado, las dos artistas fueron sepultadas. Además, algunos autores han relacionado directamente estas pinturas con el Salvador conservado en la Colección John Ford de Londres en cuanto a cuestiones formales, asegurando que ambas pertenecen a un mismo autor.
En relación a estas pinturas, la villa de Bocairente publicó un impreso con motivo del cuarto centenario de la muerte de Juan de Juanes en 1978, en el que se afirmaba la autoría de las dos hijas del pintor. A pesar de que un folleto conmemorativo no es una publicación científica, denota la manera en que la tradición popular sigue siendo un elemento fundamental para comenzar el estudio de estas dos artífices:
“A pesar de quedar en Bocairente tan poco del inspirado pintor si queda bastante de la llamada “Escuela de Juanes” […] Por lo demás, en cada uno de los altares del templo parroquial figuraban entonces sendos retablillos de los que se conservan dos. El que contiene la Inmaculada de Juanes, siendo las demás tablillas de sus hijas Margarita y Dorotea, según la opinión tradicional”.
Otros autores han afirmado que a los tres hijos de Juan de Juanes podrían atribuírseles la realización de las tablas del retablo de la Iglesia de San Nicolás en Valencia, la Conversión de San Pablo y el Buen Pastor de la sacristía de la catedral y un San Miguel que, en las fechas de redacción del texto, se encontraba en el edificio del ayuntamiento de la misma ciudad.
Con el objetivo de dilucidar la aportación de Dorotea y Margarita Macip a las artes, sería necesaria una investigación acerca del obrador de Juan de Juanes –algo que, hasta el momento, no se ha realizado de manera profunda y reflexiva–, donde ambas posiblemente se formaron, para poder desenterrar los nombres propios de los oficiales y aprendices que lo constituyeron y extraer conclusiones acerca de la verdadera autoría de las obras que, en la actualidad, se atribuyen al taller del maestro.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA