Este sábado, 1 de septiembre, nos enterabamos gracias al periodista Jesús García Calero del periódico Abc de que unas grietas habían aparecido en una de las joyas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se trataba del “Hércules Farnesio”, una de las réplicas en yeso de esculturas clásicas, que Velázquez trajo en 1653 para decorar con ellas algunas de las salas del Alcázar madrileño. El Hércules Farnesio es una escultura colosal de 318 cm que a su llegada a Madrid fue colocada junto a su compañera, la Flora Farnese, en la Galería del Cierzo del edificio. Un espacio rectangular en el que también se dieron cita otras de las esculturas traídas por Velázquez como la “Ariadna Dormida” o la “Venus Médici”, igualmente conservadas hoy en día en la Academia de Bellas Artes.

Grietas en el pie del Hércules Farnese. Foto: ABC Cultural @caleroje

     Antonio Palomino en sus vidas alabó tanto el Hércules como la Flora, que tanto en sus dimensiones como acabado emulan a la perfección los mármoles de la Colección Farnesio que se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles:

“[Trajo] también un bello coloso de Hércules desnudo (que llaman el Hércules Viejo) puesto sobre un tronco del mismo mármol, y la piel del león nemeo sobre él, y con la clava en la mano…” y “Trajo también Velázquez el simulacro de una diosa de grandeza gigantesca, tiene en la mano siniestra una corona de hojas atadas con una cinta, con la otra levanta la vestidura, que es delgada, y sutil, y descubre los pies; tiene los brazos desnudos, y parte del pecho; y sobre los hombros unos botoncillos, que detienen la vestidura; y está ceñida de una cinta con un lacillo; es de mármol, y de mano de noble artífice; y tienese en reputación de la diosa Flora”

A. Palomino: El Parnaso español pintoresco y Laureado. Madrid, 1947, pp. 914 y 916.

     El Hércules y la Flora estuvieron decorando la Galería del Cierzo del Alcázar hasta el terrible incendio que asoló el Alcázar el 24 de diciembre de 1734. Sin embargo, pese a sus grandes dimensiones, las esculturas lograron salir indemnes del edificio gracias a que el fuego se inició en la crujía opuesta a donde éstas se encontraban.

     Tras el incendio de 1734 los vaciados fueron almacenados en el Picadero y allí permanecieron hasta que en 1744 se decidió aprovechar algunos de éstos para la enseñanza de las Bellas Artes. Ambas esculturas fueron entonces seleccionadas para llevarse a la Casa de la Escultura, situada en la Casa de Rebeque, y posteriormente al patio de la Real Casa de la Panadería, sede de la Academia de 1745 a 1773. Dentro del inventario de “Alajas Antiguas” de la Academia que se llevó a cabo en 1757 ambas piezas figuran inventariadas con toda precisión:

“Primeramente una Figura Colosal del Hércules Farnesio Vaciado de yeso y con su peana de madera, que está en el Patio [de la Casa de la Panadería]” y “Idem una estatua colosal de Flora, vaciada de yeso, que esta en el Patio sobre su peana de madera”.

 M.C. Alonso Rodríguez: “Salvados del fuego. Los vaciado de Velázquez en la Casa de la Escultura y Csa de la Panadería”, en Velázquez, Esculturas para el Alcázar, 2007, p. 168.

En 1775 Carlos III acudió a la inauguración de la nueva sede de la Academia en la calle Alcalá, el mismo edificio que ocupá hoy en día, y entonces los académicos se lamentaron del estado de algunos de los yesos de la colección Velázquez. Esa mismo lamento era el que compartió en 1796 el académico Isidro Bosarte que escribía en un informe:

“A la cabeza de la Venus de Medicis, y a la de el Apoyo ya no le conocen los cabellos, Baco, Mercurio, Zenón, etc. ya no se sabe lo que fueron. En una palabra han perecido y, se han gastado. Aora (sic) quisiera yo saber: ¿Dentro de pocos años quando la Academia acabe de perder lo poco que le queda de moldes, y yesos adonde recurrirá para proveerse? Los yesos padecen aun sin tocarlos. El aire, las moscas, el vapor de los braseros, el humo de las luces, el polvo, todo les es perjudicial“.

M.C. Alonso Rodríguez: Ibidem, p. 171.

     Estas palabras de Isidro de Bosarte están más de actualidad en estos momentos que nunca. Tras una cuidada restauración a la que fueron sometidos todos los yesos de la Academia y culminada con éxito en 2007, fruto de la cual fue la fantástica exposición y soberbio catálogo Velázquez, Esculturas para el Alcázar, tanto los yesos del Hércules y la Flora -principalmente, ya que se encuentran en la puerta del edificio- como el resto de obras que se encuentran en el Museo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, están siendo amenazadas por las obras que desde hace más de cuatro años asolan la zona por el terrible “complejo Canalejas”.

     Ya en 2015 las obras se hicieron notar en el edificio debido a las nubes inmensas de polvo que entraban sin control y que llegaron a dañar gravemente las máquinas que purificaban el aire de la Academia (ver noticia de El País aquí). Nuestro compañero @unsereno ya informaba en octubre de ese año del alarmante estado que presentaban algunas de las pinturas de la escalera de la Academia.

     Gracias al artículo de Peio Riaño para El País hemos sabido que la Academia ya entonces se puso en contacto con la constructora OHL para hacerle llegar la situación que los trabajos en Canalejas estaban generando en la Academia y lo dañino que el polvo era para las obras de arte. OHL no aceptó la responsabilidad de que sus obras estuvieran causando daños en la Academia, aunque de hecho el compresor que purificaba el aire de las salas se estropeó y su reparación costó 100.000€, pero dió un “donativo” de 70.000€ a la Academia por las molestias. Esa “compra del silencio” de la Academia ha salido muy caro, por que no sólo no sirvió ni para paliar la rotura del compresor en 2015, si no que durante tres años más el polvo y las vibraciones han seguido afectando a las obras de arte… Hasta que llegamos a día de hoy y ya tenemos que empezar a lamentarnos de verdad. Es muy GRAVE que debido a las vibraciones del martillo neumático que ahora mismo está en la puerta de la Academia se hayan producido grietas en todo el edificio (de ello nos informa el ABC, gracias infinitas). Es terrible que cuadros del valor de “La Primavera” de Arcimboldo hayan tenido que ser bajados al suelo para intentar paliar en lo posible las vibraciones en su superficie al estar colgadas. El museo ha tenido que cerrar tres de sus salas debido a este motivo, con el consiguiente perjuicio económico para éste, que carece de recursos para mantenerse y cuya situación económica ya es bastante precaria.

     Antes estas noticias era de esperar que el Ayuntamiento y Comunidad de Madrid tomaran cartas en el asunto, ya que como ha destacado nuestro compañero @PuertoEdu, ambas tienen la capacidad de paralizar las obras.

     Sin embargo, hoy lunes 3 de septiembre las obras continuaban y a mediodía el ABC informaba nuevamente de que técnicos de Ayuntamiento y Comunidad de Madrid se habían desplazado finalmente al edificio para evaluar sí las grietas aparecidas en éste y en el Hércules Farnesio se debían a los trabajos urbanísticos que se están acometiendo en la zona. Esperamos que finalmente se paralicen los trabajos, ya que otra cosa no tendría sentido, y que no puedan reanudarse sin que se hayan tomado las suficientes medidas de protección para el Museo y sus obras, a costa por supuesto de OHL.

     No permitamos que obras de la fragilidad del Hércules Farnese, que ha sobrevivido más de 350 años, sufran nuevamente con la dejación que parece exister en cuestiones de Patrimonio en Madrid. Por ello gritemos en las redes sociales #StopObrasCanalejas

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