“A la esquina de la calle de Bordadores, frente a la Mayor, existía también, hasta hace pocos años, en que fue derribado y sustituido por un mercado y galería cubierta, la casa profesa de lo padres Jesuítas, e iglesia de San Francisco de Borja, ocupada, desde la estinción (sic) de aquellos, por los clérigos menores de San Felipe Neri, que tuvieron antes la suya en la plazuela del Angel. – En este templo de San Felipe Neri (que era de muy buena forma y no merecía ciertamente ser destruido sin necesidad alguna) se hallaba colocado en su altar mayor el precioso cuerpo de San Francisco de Borja, duque de Gandía y marqués de Lombay, general de la compañía de Jesús, y ascendiente de los duques de Osuna y de Medinaceli, que su nieto, el célebre duque de Lerma, primer ministro del rey Felipe III y después cardenal, hizo traer de Roma para colocarlo en la iglesia contigua a su casa, sita en la calle del Prado; a dondo ha vuelto a ser trasladada aquella venerable reliquia después de la estinción (sic) de las comunidades religiosas y derribo de San Felipe Neri”.

Ramón de Mesonero Romanos, El Antiguo Madrid, paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta Villa. Madrid, Establecimiento tipográfico de Don F. de P. Mellado, 1861, pp. 115-116.

                Hoy traemos una historia de patrimonio perdido, un templo que debió ser uno de los espacios más representativos del barroco madrileño y que cayó bajo la piqueta, como tantos otros en el fatídico, para la conservación de las arquitecturas, siglo del progreso, como nos ha narrado Mesoneros Romanos.

Plaza Mayor en la maqueta de León Gil de Palacio. 1830. Museo de Historia.

                La curiosidad sobre este espacio nos surgió al hilo de la exposición La Plaza Mayor. Retrato y máscara de Madrid que se celebra en el Museo de Historia de la capital y al que dedicamos un post (ver aquí). Esa primera curiosidad quedó resuelta momentáneamente en un artículo en el blog hermano de éste: cipripedia.com (ver aquí). A esa primera ratificación sobre la existencia de un templo con un porte y una cúpula que bien podía ser indicio de un espacio significativo, se vio ratificado con los datos que hemos ido encontrando sobre algunas de las piezas que contenía y sobre todo por la descripción que de su interior hizo Antonio Ponz, que nos va a servir de guía para intentar reconstruir la historia de este espacio singular, para siempre perdido.

Antono Joli. Detalle de la cúpula de la Casa Profesa desde la Playa Mayor. Reggia de Caserta (Nápoles, Italia). Foto: cipripedia.

                Dentro del organigrama creado por Ignacio de Loyola para su Compañía de Jesús, las Casas Profesas eran la fórmula escogida para alejar a la nueva orden de los modelos conventuales del resto de reglas, tanto reformadas como no. Es decir, las Casas Profesas debían distinguirse tanto en su financiación como en su forma del resto de órdenes mendicantes. El término “casas” era ya utilizado por los clérigos regulares o reformados y se ajustaba al sentido apostólico que el santo fundador quiere otorgar. Es el lugar donde se ejercitan los ministerios de la Compañía y a donde retornan para recogerse, rehacerse y descansar los profesos que hayan hecho la labor de misioneros o de profesores en las diferentes instituciones jesuíticas. Frente a los colegios, que tienen un régimen más abierto, las Casas Profesas han de observar una pobreza total. De tal manera que queda prohibido, en las Constituciones, que posean ninguna propiedad que les deje ninguna renta, siendo sólo la caridad su forma de financiación.

                Pero la Casa Profesa de Madrid se debe a la iniciativa del hombre más poderoso de la Corte en ese momento, el valido de Felipe III, el duque de Lerma. La intención del duque fue dar una digna sepultura en la Corte, a Francisco de Borja, tercer general de la Compañía de Jesús, hombre importante en la corte de Carlos V y que estaba en proceso de beatificación y canonización. Borja, que había sido IV duque de Gandía era el abuelo materno de Lerma, y consiguió que el Cardenal Zapata trajera desde Roma el cuerpo del futuro santo.

Pompeo Leoni: Retrato orante del Duque de Lerma. Museo Nacional de Escultura. Valladolid. Foto: Cipripedia.

                El primer lugar en el que se pensó para erigir la Casa Profesa, fue la antigua parroquia de San Salvador, situada en la calle Mayor, frente a la Plaza de la Villa, era uno de templos más antiguos de Madrid. Seguramente por eso, el clero de la villa se negó. La posibilidad de ubicarla en Lerma, se desechó también por la lejanía de esta localidad. Finalmente, se decidió a crearla en la calle del Prado, junto a las casas que poseía el fundador. Se hizo la ceremonia de fundación con todo el boato de la corte el 18 de diciembre de 1617, cuando Lerma estaba todavía en el apogeo de su poder, aunque perdería la confianza regia y su valimiento en octubre de 1618.

San Felipe Neri (antigua Casa Profesa). Litografía. foto: Madrid Histórico.

                En 1627 la Compañía de Jesús, decide buscar un emplazamiento más céntrico para su Casa Profesa, y tras conseguir los permisos, se trasladaron a la plazuela de Herradores, en la calle Mayor. Si vemos los planos de Madrid de esta época, en esa manzana se aprecia una torre, quizá campanario de la Casa Profesa, pero no se distingue bien una iglesia de proporciones dignas. No sabemos si el traslado se hizo sin tener acondicionado el solar o sin poder hacerse cargo de la construcción de una nueva iglesia. La construcción de la misma se realizará en el último tercio del siglo XVII. Coincidiendo pues con las obras que se están haciendo en las otras dos fundaciones jesuíticas madrileñas: El Colegio Imperial y el Noviciado.

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Plaza Mayor e inmediaciones en el Plano de Texeira. Se puede apreciar como en la plazuela de Herradores hay una torre, pero no la iglesia con cúpula de la Casa Profesa.

               El arquitecto que está por estos años trabajando para los jesuitas es Melchor de Bueras, que realizará el claustro del Colegio Imperial. Por lo que no es descabellado pensar que pudiera ser este arquitecto el responsable de la nueva iglesia que se va a levantar en estas fechas. Existe en la Biblioteca Nacional un proyecto anónimo de levantar dos torres en la fachada de la nueva iglesia de la Casa Profesa, el proyecto anónimo, bien pudiera responder a este momento, dando dos soluciones para las torres que finalmente no llegaron a construirse, como puede observarse en la única imagen en estampa que tenemos del exterior del templo.

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Anónimo (Melchor de Bueras?): Proyecto de torres para la fachada de la iglesia de la Casa Profesa de Madrid. Biblioteca Nacional.

             Gracias a la labor de investigación de Andrés Sánchez López (ver aquí) conocemos algunas de las obras que había en este edificio. Además contamos, como hemos comentado antes con la descripción de Ponz, que trascribimos para hacernos una idea de la riqueza que albergó este templo. Como muestra, dos de las esculturas más icónicas del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, que son depósito del Museo del Prado, el Cristo yacente de Gregorio Fernández y la Magdalena de Pedro de Mena provienen de este templo, que tras la desamortización pasaron al Museo de la Trinidad. Una pena que el progreso siempre haya sido poco conservador del patrimonio.

Gregorio Fernández. Cristo Yacente. Museo Nacional de Escultura (Valladolid) dep. del Museo del Prado.


Pedro de Mena. Magdalena penitente. Museo Nacional de Escultura (Valladolid) dep. del Museo del Prado.

“QUINTA DIVISION. Entre la calle Mayor, la Ancha de S. Bernardo, la de Foncarral, Red de S. Luis, y Puerta del Sol.

Hemos vuelto a la calle Mayor, y empezaremos esta División quinta de Madrid por el Oratorio de S. Felipe Neri, que fue Casa Profesa de los Jesuitas. La fachada es de aquel estilo sin regla, ni orden, que se introduxo hacia el fin del siglo pasado, y fue principio de la depravación absoluta a que en el presente llegó la arquitectura. Lástima es que las cuatro columnas de piedra berroqueña, que hay en ella, no estén mejor acompañadas; pues al fin son lo único que se puede mirar en quanto a arquitectura; bien que tienen el defecto de estar disminuidas en los tercios de abaxo, como en los de arriba: despropósito que ha usado algunos Arquitectos de crédito contra la naturaleza delo que las columnas representan, que son los troncos de los árboles. La estatua de S. Francisco de Borja sobre la puerta, es bastante buena. Debaxo se han colocado las Armas Reales.

El altar mayor, en cuyo nicho está la urna, que contienen el cuerpo de dicho Santo, se ha construido pocos años há. Se compone de quatro grandes columnas de de estuco, y de escayola lustrada, a imitación del marmol, puestas sobre un basamento de mármoles jaspeados. El principal mérito de este altar consiste en no tener ojarascas, y por consiguiente es mejor que todos los demás de esta Iglesia, que están cubiertos de ellas. Se puso en lo alto una estatua de S. Francisco de Borja, y algunos niños de estuco, de D. Juan de Villanueva. El S. Felipe Neri es de D. Roberto Michel.

En la primera Capilla a la derecha, como se entra, llena de tallas, espejos, y otros ornamentos impropios, hay una cúpula pintada por Manuel de Castro. Los quadros colaterales del Nacimiento, y Adoración de Reyes, tienen el estilo de Antonio Castrejon. La Virgen del altar con el Niño es de mediano mérito. Los requadros en la bóveda de la Iglesia, y la Coronación de la nuestra Señora en la linterna de la cúpula, son de Donoso. La Santa María Magdalena en un altar debaxo de dicha cúpula, es de Pedro de Mena. La Concepción del de enfrente es reputada por invención de Pedro Alonso de los Ríos. En otra Capilla del cuerpo de la Iglesia, al lado del Evangelio, hay un Santo Christo en el Sepulcro (obras todas de escultura) de Gregorio Hernandez. Otras muchas estatuas se hallan en los altares, que no piden atencion particular. Hay diferentes medias figuras de Santos sobre las Capilla, pintados por Gerónimo Antonio Ezquerra: se ven varios floreros de Arellano. En lo alto sobre la puerta de la Iglesia por dentro, está colocado un quadro grande de S. Felipe Neri, obra de Josef Donoso. Los ornatos en paredes y cúpulas, y postes, asín pintados, como de estuco, son ridículos, y solo sirven para quitarle cierta seriedad y agradable forma, que sin ellos, o con otros mejores tendría. En la Sacristía se ve una Concepción de Escalante; y en la escalera principal de esta Casa una copia en pequeño, aunque poco exacta, del célebre quadro de la Transfiguración, hecho por Rafael de Urbino.”

Antonio Ponz, Viage de España, en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella. Tomo V, Madrid, Imprenta D. Joaquín Ibarra, 1776, pp. 212 y ss.

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