Según el diccionario de la Real Academia de la Española de la Lengua, la palabra puente tiene más de quince acepciones, la primera sería la derivada de la palabra latina pons y que no es otra cosa sino una construcción de piedra, ladrillo, madera, hierro, hormigón, etc., que se construye y forma sobre los ríos, fosos y otros sitios, para poder pasarlos. Pero en su acepción sexta dice: Día o serie de días que entre dos festivos o sumándose a uno festivo se aprovechan para vacaciones. Pues bien, hoy nos hemos acogido a esta sexta acepción pero partiendo de la primera y os proponemos una pequeña lectura sobre los mismos.

     Vamos a continuación a transcribir las indicaciones que todo un experto en puentes puso por escrito en un tratado de gran trascendencia. Nos referimos a Andrea Palladio (Padua 1507 – Maser 1580) y su obra teórica Los cuatro libros de Arquitectura publicado en Venecia en 1570.

Puente de César Augusto en Rímini. Estampa incluida en los Cuatro Libros de Arquitectura de Andrea Palladio. 1570.

De lo que se debe advertir al fabricar los puentes y del sitio que se debe elegir

     Como muchos ríos, por su anchura, profundidad y velocidad, no se pueden vadear, pronto se pensó en la utilización de los puentes. Se puede, pues, decir que ellos son parte principal del camino y que no son otra cosa que una carretera hecha sobre el agua. Deben tener las mismas cualidades que las que hemos dicho se deben exigir en todas las construcciones: esto es, que sean cómodos, bellos y duraderos.

     Serán cómodos cuando no se alcen sobre el resto del camino y, aún alzándose, sean de subida fácil; y cuando se elija el lugar al que desde todas partes se pueda llegar fácilmente, es decir, que esté en el centro de la provincia, o en el centro de la ciudad –como hizo, Nitocre, reina de Babilonia, en el puente que ella mandó hacer sobre el Eúfrates – y no en un extremo donde sólo pueden usarlo unos pocos.

     Serán bellos y durarán mucho si se hacen del modo y de las dimensiones que más abajo se detallarán. Pero el sitio elegido para construirlos debe ser tal que se pueda esperar que el puente que se construya sea duradero, y que se pueda hacer con el menor gasto posible. Por lo que se elegirá aquel lugar en el que el río sea menos profundo y tengo su álveo o fondo igual y duradero, es decir, de piedra o de toba, porque (como dije en el Libro Primero cuando hablé de los lugares donde poner los cimientos) la piedra y la toba son basamentos muy buenos para el agua. Además de esto, se deben evitar los remolinos y vorágines y la parte de álveo o fondo del río que sea guijeña o arenosa, pues siendo la arena y el guijo movidos continuamente por las crecidas del agua, cambia el álveo del río y, quitados de debajo de los cimientos; se produciría necesariamente la ruina de la obra. Cuando todo el álveo del río sea de guijo y de arena, se harán los cimientos como diré más abajo, cuando trate de los puentes de piedra. Se pondrá también atención en elegir aquel sitio en el que el río tenga su curso recto, puesto que las curvas y tortuosidades de las orillas están expuestas a ser arrastradas por el agua, por lo que en tal caso el puente vendría a quedar sin apoyo en las orillas y como en una isla; y también porque en la época de las inundaciones las aguas depositan en dichas tortuosidades la materia que arrastran de orillas y campos; la cual, como no puede seguir bajando, s para y detiene más cosas, y enredándose en las pilastras obstruye las aberturas de los arcos; por lo que la obra es perjudicada y, con el empuje del agua, con el tiempo acaba por hundirse.

     Para construir los puentes se elegirá, por tanto, el lugar que esté en el centro de la región o de la ciudad –y así sará cómodo para todos los habitantes – y donde el río tenga el curso recto y el álveo menos profundo, igual y duradero. Y puesto que los puentes se hacen de madera o de piedra, hablaré con detalle de uno y otro modo y pondré algunos dibujos, tanto de antiguos como de modernos.

Andrea Palladio, Los cuatro libros de arquitectura, Libro III, capítulo IV.

     Palladio en su tratado da varios modelos de su invención, uno de ellos, muy monumental, estaría pensado para que sirviera de lugar de reunión de comerciantes, por lo que el puente debía albergar tiendas o pequeños locales comerciales y proyecta un paso central más ancho y dos laterales más pequeños para desarrollar la parte comercial. Está claro que el modelo de Palladio deriva de los puentes como el Rialto de Venecia o el Puente Vecchio de Florencia. Él no indica el lugar para el que lo diseñó, pero en el siglo XVIII otro veneciano, Antonio Caneletto (Venecia, 1697 – 1768) hizo una composición ficticia de arquitecturas del arquitecto renacentista, donde incluyó el puente de piedra de mi invención de Palladio, junto con otros edificios del mismo como la Basílica de Vicenza, situada a la derecha, o el Palazzo Chericati, a la izquierda.


Antonio Canaletto. Fantasía palladiana. 1756-59. Galleria Nazionale Parma.


     Espero que disfrutéis de estos días de fiesta y de los posibles puentes, aquí os dejamos algunos de los más interesantes y bellos dentro del territorio hispánico.


     Y ahora alguno más internacional:

Panorámica del puente de San Carlos en Praga. Foto: wikicommons


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