Como todos los años, cuando se acercan las fechas navideñas, hay tradiciones que se mantienen inmutables. Sabemos que habrá burbujas doradas en el anuncio de Freixenet, que El Almendro volverá a casa por Navidad, o que el anuncio de la Loteria Nacional nos sorprenderá (este año más que otros…). En fin, tradiciones… Y por supuesto entre éstas están que los abuelos lleven a los nietos dentro del periodo vacacional a ver alguno de los múltiples belenes que se montan en la ciudad. Suele ser una actividad gratuíta y son muchas las instituciones o conventos que montan su belén para el disfrute de los madrileños. Es conocido como el Palacio Real de Madrid expone anualmente y cambia de escenografía el famoso Belén del Príncipe, de época de Carlos III, o como “La Carboneras montan su maravilloso belén quiteño del siglo XVII. A esta tradición ha venido a sumarse el Ayuntamiento de Madrid que, en el año 2011, tras su cambio de ubicación a la Casa de Correos y crear en ésta el llamado CentroCentro Cibeles, inició un programa para cada año mostrar algunos de los belenes más singulares presentes en España. En esta ocasión el elegido para dar el pistoletazo de salida a la Navidad en Madrid ha sido el perteneciente a la Duquesa de Cardona, un conjunto maravilloso y francamente bien conservado que fue encargado por su antepasado Luis María Fernández de Córdoba y Gonzaga, XV Duque de Cardona, en Nápoles en 1784.

Belén del Príncipe en el Palacio Real de Madrid.

Belén del Príncipe en el Palacio Real de Madrid.

     La tradición belenística napolitana en España se remonta al siglo XV. Durante años los virreyes españoles en Nápoles encargaron numerosos belenes que hicieron llegar a España. Sin embargo no fue hasta la llegada de Carlos III en 1759, quien gustaba especialmente de este tipo de piezas, cuando el coleccionismo de éstos se difundió entre los cortesanos. Los belenes pasaron entonces de estar circunscritos al ámbito eclesiástico a convertirse en divertimentos para monarcas y nobles. Eran complejas manifestaciones efímeras, de frecuencia anual, que promocionaban las artes aplicadas y que reflejaban la vida popular y la ceremonia nobiliaria. En éstos la Natividad quedaba reducida a una escena más, siendo los verdaderos protagonistas los pastores, artesanos, vendedores, campesinos, tenderetes de todo tipo y los animales diversos.

     Esa preeminencia por lo costumbrista se ve también en el Belén de la Duquesa de Cardona, el cual está compuesto por más de 200 piezas talladas enteramente en madera desde la cabeza hasta los pies por el escultor José Antonelli, vestidas al natural y con brazos y pies articulados. El conjunto fue fruto de sucesivos encargos del Duque entre los años 1784 y 1790 y se expuso públicamente por primera vez en 1860 en el palacio que los duques de Medinaceli tenían en Madrid, con motivo del nacimiento de su quinto hijo. Desde entonces se hizo tradición que todos los años se instalara el Belén en su palacio y que por allí desfilara la familia real, la aristocracia y el pueblo madrileño para disfrutar de él.

     Para la primera presentación en público del Belén, la entonces duquesa de Medinaceli, doña Ángela Pérez de Barradas y Bernuy, recurrió al por esas fechas director del Museo del Prado, don Federico de Madrazo, a quien sucedieron en esa labor escenográfica su hijo Raimundo y posteriormente los siguientes directores de la pinacoteca madrileña hasta la muerte de doña Ángela. Estos montajes eran típicamente españoles, en varias alturas hasta alcanzar la zona más elevada que era donde se situaba el Nacimiento.

     Tras la desaparición del palacio de Medinaceli, ubicado en la Huerta del Príncipe -actualmente en ese lugar se erige el Hotel Palace-, el conjunto fue llevado a la nueva residencia, el palacio del Duque de Uceda construido en 1864 en la plaza de Colón. En este nuevo emplazamiento se continuó manteniendo la tradición navideña del Belén abierto a la visita de los madrileños hasta que a mediados de los años sesenta del siglo XX el palacio se derribó. Fue en ese momento cuando todo el conjunto abandonó Madrid y pasó a residir en el palacio que los Duques de Cardona tienen en Córdoba.

     Así pues hoy como hace 150 años y hasta el próximo 1 de febrero los madrileños podremos disfrutar de este Belén, pero con una gran diferencia: En esta ocasión quién quiera ver este conjunto único en el CentroCentro Cibeles tendrá que pagar 2€ (Mayores de 65 años, 1€ y niños menores de 14 años y desempleados, gratis)… Algo que creemos no estaba en el espíritu navideño de la tradición fundada por los Duques de Medinaceli en 1860.

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