La conservación de los monumentos del pasado no es simple cuestión de conveniencia o de sentimiento. No tenemos el derecho de tocarlos. No nos pertenecen. Pertenecen en parte a los que los construyeron y en parte a las generaciones que han de venir detrás.

John Ruskin.

     Volvemos a la carga con nuestra serie de artículos científicos. Esta vez le ha tocado el turno a un artículo de nuestra colaboradora Gloria Martínez Leiva publicado en el año 2009. Sabéis que los temas relacionados con la pérdida patrimonial nos interesan mucho en Investigart, y en este artículo titulado “La destrucción del patrimonio arquitectónico durante la guerra de independencia: El Buen Retiro y el Edificio Villanueva”, la autora hace una reconstrucción de lo acontecido con ambos edificios durante la invasión francesa y a posteriori. Y es que más de doscientos años después del inicio de la Guerra de Independencia, en la que el pueblo español luchó por su liberación de la invasión francesa, la memoria de este hecho histórico es aún perceptible en nuestro acervo artístico, ya sea en forma de huella latente y patente, como ejemplifican los cuadros de Goya La carga de los Mamelucos o Los fusilamientos del 3 de mayo, ya sea en forma de huella ausente, como es el caso del Palacio del Buen Retiro.

     Durante los cinco años que duró la ocupación, nuestro patrimonio artístico sufrió el mayor expolio y deterioro hasta aquél momento vivido. Miles de pinturas y alhajas fueron sacadas del territorio español, mientras que algunos de nuestros edificios más emblemáticos sufrían graves daños. El artículo que hoy os ofrecemos es un estudio publicado en el años 2009 que centra su atención sobre los efectos que la invasión francesa tuvo en dos edificios en concreto: el Palacio del Buen Retiro y el Edificio Villanueva, en la actualidad sede del Museo Nacional del Prado. Ambos representan hoy en día dos ejemplos bien diferentes. Mientras que el Retiro simboliza el patrimonio perdido, ya que tras el regreso de Fernando VII al trono éste fue derruido casi en su totalidad, el Edificio Villanueva ejemplifica el patrimonio recuperado de los “desastres de la guerra”.

     El artículo (pincha aquí) muestra como ya desde el siglo XIX se optó por la demolición y la especulación urbanística frente a la protección del patrimonio. Unas prácticas que en la actualidad se han convertido en algo frecuente en nuestra ciudad. Con el Palacio del Buen Retiro no sólo se perdió un palacio sino también una forma de vida y de recreo de la monarquía, una forma de vida respetuosa con el patrimonio heredado de sus antepasados y un recreo basado en los placeres de la vista, el gusto y el oído. Quizás los franceses no trajeron con su invasión “las luces” de su revolución, pero un cambio de mentalidad se produjo e hizo que nada volviera a ser lo mismo… y hoy seguimos pagando las consecuencias.

     Aquí os dejamos las imágenes ilustrativas del texto:

 

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