Comenzamos hoy una serie de artículos en los que vamos a ir hablando de las diversas casas reales que sirvieron de recreo a los monarcas españoles. No nos referimos a los grandes palacios de El Pardo, Aranjuez o La Granja, sino a toda una red de pequeñas casas de campo que tuvieron en la caza y en el descanso de los monarcas su razón principal de ser.

     En 1545 el rey Carlos I creaba la Real Junta de Obras y Bosques, institución destinada a la administración de la mayor parte de los lugares de residencia regia y que como su nombre indica se dedicaba tanto al cuidado de la naturaleza, vegetal y animal, como a la de los edificios. Aunque en ese primer momento las casas de recreo de Su Majestad no eran muchas (contaba entre otras con El Pardo y Aranjuez), Felipe II se dedicará a adquirir y crear nuevos centros de recreo que serán administrados por dicha Junta.

Anton Van der Wyngaerde: Vista de Madrid. 1562.

Anton Van der Wyngaerde: Vista de Madrid. 1562.

     El establecimiento fijo de la Corte en Madrid conllevo la compra de nuevas propiedades que sirvieran de desahogo en las cercanías de la capital y que pudieran ser utilizadas como puntos de interconexión entre los diversos Reales Sitios. Es por ello por lo que se adquirirán toda una serie de pequeñas casas reales como Vaciamadrid o Aceca, y que en el entorno de El Escorial se impulsen otras como La Fresneda, El Campillo… Por lo general estas dehesas estuvieron desprovistas de un desarrollo urbano-arquitectónico planificado por estar comprometidas dentro de un sistema campesino muy arraigado. Así pues, al ser incorporadas a la Corona estas dehesas, se acomodaron a las nuevas necesidades, construyendo nuevos edificios para residencia regia o administrativa y renovando y fortaleciendo las construcciones ya existentes. Como bien dicen Morán y Checa “el modelo ideológico y cultural de esta idea de vida retira y el concepto de la villa como lugar de reposo, opuesta a la ciudad, hay que buscarlo en el mundo clásico y en Italia. Mientras que sus tipologías constructivas han de buscarse en la tradición española y en ejemplos flamencos, franceses e ingleses”.

     Hoy vamos a hablaros de dos de estas casas reales en los alrededores de Madrid que fueron adquiridas por Felipe II y que en la actualidad han desaparecido por completo. Hablamos de Vaciamadrid y Aceca.

VACIAMADRID

     Felipe II quería poseer un lugar cercano al Tajo para su descanso y desde el cual pudiera ir navegando hasta Aranjuez. Es por ello que adquirió la Casa Real de Vaciamadrid. Ésta se incluye dentro del complejo entramado de pequeños palacetes de campo que constituyeron el entorno naturalista creado por Felipe II.

Anónimo: Vista de la casa de Arriba de Vaciamadrid, siglo XVII. Madrid, Patrimonio Nacional.

Anónimo: Vista de la casa de Arriba de Vaciamadrid, siglo XVII. Madrid, Patrimonio Nacional.

     En el año de 1589 Felipe II compra la casa que Sebastián de Santoyo tenía en Vaciamadrid, este era un lugar de un hermoso y pintoresco entorno natural presidido por el río Jarama y las peñas de Cuelga Mures. En la ribera del río y sobre una pequeña elevación del terreno se levantaba el conjunto residencial. Éste consistía en un edificio sencillo realizado en ladrillo rojo y cajas de mampostería entre los vanos. Una construcción típicamente española y que encontramos en gran variedad de edificios, tanto civiles como religiosos de los siglos XVI y XVII.

     Felipe II la adoptará como lugar de reposo realizando tan sólo pequeñas intervenciones. A la casa se le añadió un jardín, enmarcando la fachada más próxima al río, asimilando así el concepto de villa a la italiana. El jardín de Vaciamadrid se realizó en base a un trazado ortogonal compuesto de veinte cuadros con diseños geométricos recortados en boj y una sencilla fuente de dos tazas en el centro. El conjunto se ornamentó a través de diferentes tipos de flores, tanto en pequeños macizos distribuidos en los cuadros, creando diseños geométricos o heráldicos, como en los elementos ornamentales trepadores. Pero sobre todo abundaban las plantas en tiestos vidriados en blanco y verde distribuidos alrededor de la fachada y en los cuadros que enmarcaban la fuente. Como puede verse en la imagen, el jardín sigue una tipología muy parecida al jardín del rey de Aranjuez, el cual a su vez bebe de las influencias jardinísticas flamencas.

Vista del Jardín del Rey del Palacio Real de Aranjuez.

Vista del Jardín del Rey del Palacio Real de Aranjuez.

ACECA

     En el año de 1560 Felipe II decide hacerse con la propiedad de Aceca, una casa que había sido alquilada en ocasiones para el disfrute del monarca. Con la adquisición de la finca se deciden llevar a cabo una serie de obras en el edificio preexistente como levantamiento de nuevas tapias, y reforzamiento de bóvedas, esquinas, pilares, ventanas y puertas con cantería. De estas obras se encargó en un principio del arquitecto Juan Bautista de Toledo y a partir de 1569 Jerónimo Gil y Juan de Herrera.

Jusepe Leonardo: Vista del Palacio Real de Aceca, ca. 1630. Madrid, Patrimonio Nacional.

Jusepe Leonardo: Vista del Palacio Real de Aceca, ca. 1630. Madrid, Patrimonio Nacional.

     En 1574 Felipe II decide que se acaben cuanto ante las obras de remodelación el edificio preexistente para comenzar la construcción de un nuevo edificio anexo a él “conforme a la prisa que se le pueda dar y se acomode el viejo que está hecho”. En 1576 se consiguió la dotación económica para “que en la casa de Aceca se haga y labre de nuevo, otro quarto de cassa para ensanche de apposento della, conforme a la traza que está dada”. Esta nueva traza es posiblemente la que figura en el Archivo General de Simancas firmada por Juan de Herrera y que presenta una construcción rectangular, con dos patios, uno de ellos porticado. Esta nueva edificación debía de servir de Casa de Oficios, con corral y patio de servicios, además de algunos aposentillos para el acomodo de oficios y oficiales. En cuanto al aspecto externo de la edificación no difiere de lo que hemos visto en el Palacio de Vaciamadrid. Aceca era un sencillo edificio construído con los materiales propios de la tradición española, es decir el ladrillo rojo con fajas de piedra para dar un contraste bicolor a la arquitectura. Es una casa noble, pero sin rasgos ostentatorios, en donde prima el lenguaje rústico que tan bien cuadra con la finalidad del Sitio, concebido como pabellón de reposo y de actividades cinegéticas.

Juan de Herrera: Planta de la Real Casa de Aceca. Archivo General de Simancas.

Juan de Herrera: Planta de la Real Casa de Aceca. Archivo General de Simancas.

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