Situados normalmente encima de nuestras cabezas, los frescos fueron creados para sorprender, para conseguir crear el efecto de espacios interminables que se extendían hasta el cielo infinito. Los frescos tienen la capacidad de llamar nuestra atención y dejarnos boquiabiertos con las perspectivas imposibles y la capacidad de evocación de escenarios arquitectónicos o celestes fantásticos.

     Sin movernos de la Comunidad de Madrid podemos disfrutar de algunos de los frescos más bellos jamás pintados. Es por ello que hemos querido hacer un ranking de los 10 frescos más bellos y singulares de Madrid. Pero para tamaña proeza, ya que lo de elegir resulta muy complicado cuando hay tantos y tan buenos, hemos pensado que lo mejor era pedir ayuda a algunos de los blogs madrileños más importantes. Así que esta es la selección realizada por El Reto Histórico, Los Laberintos del Arte, Un Sereno y por nosotros mismos.

     Esperamos que al menos sino coincidís con nosotros os gusten los que nosotros hemos seleccionado:

1. LA ALEGORÍA DEL TOISÓN DE ORO, 1696-1697. Luca Giordano. Casón del Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, Madrid. Recomendado por Investigart.

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     Dentro de los edificios que actualmente conforman el Museo del Prado, destaca por su extraordinaria historia el Casón del Buen Retiro vestigio del que fuera palacio de recreo de Felipe IV construido, bajo el auspicio del Conde Duque de Olivares, por Alonso Carbonel en la década de 1630. El Casón era con toda probabilidad un salón de baile asociado a dos pequeños jardines de estilo italiano, pero en los últimos años del reinado de Carlos II y aprovechando la estancia en Madrid del fresquista napolitano Luca Giordano, se decide cambiar la función del salón y transformarlo en el nuevo salón del trono o salón de embajadores. Para esta nueva función se le pide a Giordano que pinte en el estilo de barroco apoteósico, tan de moda en la Italia de ese momento, una gloria de la monarquía española y de la dinastía reinante: los Habsburgo. Giordano realizará los frescos entre 1696 y 1697, pintando no sólo el techo sino también las paredes del salón.

     El programa iconográfico está basado en la mitología, con la intención de reforzar la imagen dinástica, por su tradicional vinculación con el héroe Hércules. Así el tema principal del fresco de la bóveda es la fundación mítica del Toisón de Oro, el vellocino de oro de la mitología clásica, que es entregado por Hércules a Felipe “el Bueno” Duque de Borgoña, con este gesto se conectaba al fundador mítico con el fundador real de la orden emblema de los Habsburgo. Sobre éstos se desarrolla el escudo de Carlos II, representado por figuras femeninas tocadas con corona y portando cetros en sus manos que llevan como atuendo el escudo del reino al que representan, a este conjunto rodea la cadena de la orden del Toisón, sostenida por ninfas y putti. Sobre la corona laureada, se sitúa el orbe celeste y los dioses olímpicos presididos por Júpiter y su Águila, doble emblema del Dios y de la Monarquía. En los ángulos se representan a su vez las cuatro edades del Hombre (Oro, Plata, Bronce y Hierro) acompañadas de alegorías sobre las mismas. En el nivel más bajo, en la zona de los lunetos sitúa una balaustrada fingida con grisallas que representan sabios grecolatinos y las Musas, representación de las Artes y las Ciencias protegidas por la Monarquía. En el testero de salida del salón se representa a la Monarquía Hispánica sentada sobre el orbe y rodeada de los emblemas de su poder.

     Información: Actualmente la sala de la bóveda de Luca Giordano cobija la sala de lectura de la Biblioteca del Museo del Prado. Existe la posibilidad de asistir a la visita guiada y gratuita para los visitantes que se encuentren en el interior del Museo que se hace de esta sala los domingos a las 12h, para ello es necesario una Inscripción previa, 30 minutos antes del comienzo de la actividad, en el punto de encuentro del Área de Educación, situado en el vestíbulo del Edificio Jerónimos. La visita tiene un máximo 20 personas por grupo. + info (aquí)

 

2. SAN ANTONIO DE LOS ALEMANES, (1662-1666 / 1690). Francisco Rizi, Juan Carreño de Miranda y Luca Giordano. Recomendado por Investigart.

     En el corazón del autentico Madrid de los Austrias, ese que creció de forma apresurada en los siglos XVI y XVII se encuentra el excepcional conjunto de San Antonio de los Portugueses, también llamado de los Alemanes y que es sede de la Hermandad del Refugio. Conjunto que fue decorándose en sucesivas campañas a lo largo del siglo XVII y donde podemos ver la evolución del estilo barroco. Las diferentes campañas decorativas se vieron afectadas por las dificultades económicas, lo que repercutió en el desarrollo y conclusión de las mismas así como en la intervención de la Corte como promotores o mecenas.

     Parece ser que hubo intención de pintar la bóveda en el nuevo estilo ilusionista de la quadratura introducido por los boloñeses Mitelli y Colonna, desde 1660 aproximadamente, dejando Michelangelo Colonna varios dibujos preparatorios. Pero en vez de los italianos se hicieron cargo dos colaboradores de éstos en el Alcázar de Madrid, Francisco Rizi (1614-1685) y Juan Carreño de Miranda (1614-1685). De los italianos aprendieron no sólo la técnica del fresco sino también la diferenciación del trabajo, siendo Rizi el que realizara las perspectivas arquitectónicas ilusionistas, por ser un pintor con más rico sentido decorativo, mientras Carreño, por su parte, realizará las figuras. Esta primera fase de decoración de la bóveda se llevará a cabo entre 1662 y 1666. En ella, sobre lal cúpula elíptica trazada por el jesuita Pedro Sánchez entre 1624 y 1633, se recreó un falso tambor, donde sitúan personajes dentro de falsos nichos, y en el centro una gran apoteosis de San Antonio. El conjunto se vio alterado cuando Luca Giordano lo repintó al fresco hacia 1699, por mediación de la reina Mariana de Neoburgo. Allí decoró las paredes con escenas de la vida del santo portugués fingiendo tapices colgados. En la bóveda también retocó las columnas de los nichos que originalmente eran lisas y que transformó en salomónicas, y el Santo que volaba en el aire, como en el dibujo de Rizi, le colocó sobre una nube.

     El resultado final es un conjunto único y excepcional en el ámbito madrileño, donde podemos rastrear desde el barroco clasicista de raigambre vignolesca de su planta, pasando por el triunfo del barroco decorativo, hasta el delirio apoteósico del barroco final.

Aquí os dejamos una fantástica vista 360º de San Antonio realizada por el nuestro amigo Jesús del blog www.jcvdoble.es

Información: San Antonio de los Alemanes, C/ Puebla, 20. Visitas de 10:30 a 14:00h todos los días. Precio de la entrada: 2€. Teléfono: 915223774. +info (aquí).

 

3. SAN BAUDELIO DE BERLANGA, Soria. Museo Nacional del Prado, Madrid. Recomendado por El Reto Histórico.

Recreación infográfica del aspecto de San Baudelio de Berlanga.

Recreación infográfica del aspecto de San Baudelio de Berlanga.

     El expolio al patrimonio histórico-artístico español tuvo sus momentos más álgidos a principios del pasado siglo XX, no en vano en 1897, a punto de estrenar nuevo siglo, nuestra Dama de Elche se “mudó” al museo del Louvre por el módico precio de 4.000 francos, no regresando hasta 1941. 500.000$ le costó a William Randolph Hearst en 1925 llevarse a Estados Unicos un claustro románico, refectorio y sala capitular de un monasterio de la provincia de Segovia, el de Santa María la Real de Sacramenia, que dejó olvidado en un almacén del Bronx hasta 1952.

     A Estados Unidos viajó otra compra, esta vez realizada por un italiano, que tenía un encargo de otro norteamericano comprar y arrancar las pinturas murales de una pequeña iglesia en Soria. Cuentan que el anticuario Leone Levi entregó 65.000 pesetas a los vecinos de Casillas de Berlanga y en cuanto el trato estuvo cerrado se apresuró a arrancar las pinturas de los muros. Acababa de expoliar la que se podría considerar como la “Capilla Sixtina del arte mozárabe” había arrancado las pinturas de San Baudelio de Berlanga, ermita del siglo XI. Al enterarse autoridades eclesiasticas e intelectuales del momento de la venta de las pinturas causó diferentes protestas que consiguieron inmovilizar la venta y translado de las pinturas, ya preparadas para cruzar el charco, comenzando un litigio que duró casi 4 años, hasta que pero Tribunal Supremo de España declara… lícita la venta de los murales y abandonan el país para ser repartidas entre diferentes instituciones de Boston, Indianápolis o Nueva York.

     En 1957 se produce un canje entre el MET de New York y el Museo del Prado que presta, en calidad de depósito indefinido, seis lienzos a cambio del ábside románico de la iglesia de San Martín de Fuentidueña (Segovia) que decora actualmente una de las salas del “Cloister Museum” (Subsede del MOMA). Estos fragmentos recuperados formaban parte del registro inferior y de la galería del coro. Y así Madrid, en el Museo del Prado, cuenta con unos de los frescos mozárabes más antiguos de la península. Sus colores primarios no restan belleza a estas curiosas pinturas que muestran la visión del mundo que tenían aquellos hombres que, a pesar de estar decorando el interior de un templo, plasmaron elementos de una temática profana junto a la religiosa. Junto a estas joyas podremos contemplar otras pinturas murales como las de al ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, también conservadas en este museo.

Información: Los frescos de San Baudelio pueden verse con la entrada general del Museo Nacional del Prado. Horario: 10 a 20h. Precio: 14€. + info (aquí, aquí y aquí).

 

4. LA GLORIA DE ESPAÑA CON SUS ESTADOS Y SUS PROVINCIAS. Giambattista Tiépolo. Palacio Real de Madrid. Recomendado por Investigart.

     El veneciano Giambattista Tiepolo llegaba a Madrid en junio de 1762, acompañado por sus hijos y ayudantes Giandomenico y Lorenzo, con el encargo de pintar al fresco el Salón del Trono en el Palacio Real de Madrid. Tiepolo traía consigo un boceto al óleo, con todos los elementos que habrían de figurar en su obra definitiva. El tema representado suponía la glorificación de la nación española que, en el curso de los siglos precedentes, había llegado a ser una de las más poderosas del mundo. A través del lenguaje de las alegorías se ponía, también de relieve la nueva orientación política introducida por la Casa Borbón en España, la cual alcanzaría su máximo desarrollo durante el reinado de Carlos III. Así se unía la idea de la glorificación de la Monarquía Española, inmersa, de lleno, en la corriente europea de la Ilustración, con su no menos glorioso pasado.

     En esta composición se representa a la Monarquía Española entronizada sobre la esfera terrestre entre Minerva y Apolo; debajo de la Monarquía, la Fama acompañada de personificaciones de la Justicia, la Clemencia, la Abundancia y la Moderación. Aparecen también las tradicionales representaciones de las divinidades del Olimpo junto a alegorías próximas a la Iconología de Ripa, incluyendo la Fe. Se completa el conjunto, a lo largo de la cornisa, con personificaciones de las provincias españolas y de los territorios de ultramar adscritos a la Corona Española.

     Información: Palacio Real de Madrid. Horario: todos los días 10:00 – 18:00 (verano hasta las 20h). Precios de entradas: Básica 10€/ Reducida 5€/ Agencia 8€/ Tarifa gratuita, ver condiciones. + info (aquí).

 

5. SALÓN REAL. Claudio Coello. Real Casa de la Panadería, Madrid. Recomendado por Un Sereno.   

      Si hay un edificio en la Plaza Mayor de Madrid que llama la atención tanto a visitantes como a oriundos, es la llamada Casa de la Panadería. Levantada en 1590 por Diego Sillero siguiendo un proyecto de Francisco de Mora posteriormente reformada debido a los tres incendios acaecidos en la Plaza Mayor, este noble y real edificio que alojaba la tahona real, esconde en su interior un notable fresco obra de Claudio Coello (1642- 1693) y José Jiménez Donoso (1632-1690).

     En la primera planta de La Casa de la Panadería, se encuentra el denominado Salón Real, una dependencia que en su origen se componía de dos estancias de igual tamaño -Cámara Real y Antecámara- que estaban destinadas al uso privado de los monarcas. Estas dependencias, que se asomaban a los balcones desde los que los reyes disfrutaban de los espectáculos que se celebraban en la Plaza Mayor, fueron decoradas al fresco por Claudio Coello y José Jiménez Donoso siguiendo el lenguaje del barroco.

     Claudio Coello, formado con Francisco Rizzi y heredero de la técnica de la quadratura italiana que había llegado a la corte madrileña de la mano de los boloñeses Mitelli y Colonna, y y José Jiménez Donoso, discípulo de Carreño, crearon en este espacio matritense una arquitectura fingida que comenzando en la pared terminaría en la bóveda, dotaría al Salón Real de una suntuosidad y dinamismo propios del barroco. Empleando el temple y los colores vivos, ambos artistas se enfrentaron a esta decoración mural representando en el centro de la composición a las virtudes cardinales sosteniendo en sus manos el escudo de la Monarquía española (sin Portugal). Amorcillos, guirnaldas, motivos mitológicos y arquitecturas clásicas acompañarían al blasón. Los lunetos se destinarían a la representación de algunos de los trabajos de Hércules (motivo iconográfico repetido en las obras patrocinadas por los Austrias) y a los escudos de la Villa de Madrid.

Información: Real Casa de la Panadería, Plaza Mayor, nº 27. Visitas: actualmente está abierto a las visitas. El espacio se destina a ruedas de prensa, celebraciones de bodas y eventos de otra índole.

 

6. LA GLORIA DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA, (1692-1694). Luca Giordano. Escalera del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Recomendado por Investigart.

     Obra del pintor napolitano Luca Giordano, fue realizado entre 1692 y 1694 por encargo del monarca Carlos II. El fresco se situa bajo la bóveda que cierra la caja de la escalera principal del Monasterio de El Escorial. Su temática hace referencia a la fundación y construcción del propio Monasterio por encargo de los reyes fundadores de la dinastía, Carlos V y Felipe II.
Giordano, máximo representante de las grandes apoteosis celestiales del siglo XVII y maestro del artificio teatral en la pintura, realiza en El Escorial una auténtica obra maestra. En ella el pintor aprovecha la estructura arquitectónica de la escalera y la incluye dentro de la composición pictórica. Así vemos cómo, en el inmenso cielo de la bóveda, dispone las figuras en círculos concéntricos, arrancando desde las enjutas de las ventanas en un sentido ascendente hasta el centro de la composición. En un ancho friso bajo la bóveda, realiza un trampantojo simulando un tapiz o lienzo clavado en la pared. En él se representa la batalla de San Quintín y a los arquitectos Juan de Herrera y Juan Bautista de Toledo enseñando el proyecto del monasterio a Felipe II. En los lunetos de las ventanas se representan las victorias militares del emperador Carlos V y los retratos de Felipe IV y Carlos II. En el centro de la bóveda está representada la Santísima Trinidad, a su derecha, la Virgen con ángeles y enfrente varios reyes que fueron santos. San Lorenzo está representado arrodillado con la parrilla a sus pies, como intercesor de los reyes Carlos V y Felipe II ante la Santísima Trinidad. Toda la escena aparece rodeada por ángeles músicos. Algo más abajo aparecen las cuatro Virtudes Cardinales en las esquinas y en los lados mayores, dos mujeres entronizadas representan la Monarquía y la Iglesia Católica. Y por útimo, en una balaustrada en el margen occidental del fresco, aparece su fundador, el rey Carlos II, explicando el significado de la obra a su esposa Mariana de Neoburgo y a su madre Mariana de Austria. En definitiva, toda una orgia de luz, color y movimiento para los sentidos!!!

Información: Real Monasterio de El Escorial. Horario: todos los días 10:00 – 18:00 (verano hasta las 20h). Precios de entradas: Básica 10€/ Reducida 5€/ Agencia 8€/ Tarifa gratuita, ver condiciones. + info (aquí).

 

7. SALÓN DE BAILE, 1891-1892. Máximo Juderías Caballero y José Soriano Fort. Museo Cerralbo, Madrid. Recomendado por El Reto Histórico.

Salón de Baile. Foto Museo Cerralbo.

Fresco del Salón de Baile. Foto Museo Cerralbo.

     Si les nombro a Máximo Juderías Caballero quizás no visualicen nada, pero si les hago mención al maravilloso museo Cerralbo es inevitable que su mente viaje hasta la más maravillosa sala de este palacio construido a finales del siglo XIX: el “Salón del Baile”, con sus espejos, mármoles y especialmente, su techo fastuosamente decorado. Pues fue este artista nacido en Zaragoza el encargado de decorar, con la ayuda de José Soriano Fort que también decoró algunos muros (“Defensa de La Coruña” en la Escalera principal del museo), el techo de este salón.

     Seguramente Madrid conserva algunas otras obras de Juderías Caballero, pero son las del Museo Cerralbo las que destacan por su magestuosidad y calidad. El Salón del Baile y el Salón del Chaflán de esta institución fueron decoradas entre 1891-92 por encargo del XVII marqués de Cerralbo, Enrique de Aguilera y Gamboa, con cuya familia residió este pintor aragonés durante un tiempo. La historia de este pintor español no termina con su éxito en la capital como decorador de salones, sino que viajó para a París en donde fue aluno de W. A. Bourguerau y se dedicó también a la compra de lienzos de cierto valor histórico a la par que a su profesión durante 25 años, hasta que su casa en La Roche-Villebon (Norte de París) es destruida durante la primera guerra mundial, perdiendo su colección de antigüedades pictóricas y gran parte de su obra. A raíz de esta catástrofe regresa a España, estableciéndose en Sardañola, y no vuelve a pintar hasta pasados unos años, cuando retoma los pinceles decide firmar solo como “Caballero” ya que, según sus propias palabras, el artista “Juderías” había muerto en el bombardeo de París. Algunas de estas obras de la segunda etapa de este artista las regaló al Museo Cerralbo con motivo de su ampliación en 1948, por lo que se ve nunca perdió la estrecha vinculación con la familia Cerralbo.

     La parte central del techo se compone de un fondo claro en donde una veintena de personajes flotan descalzos entre las nubes en lo que parece ser un baile de los dioses en el que incluso parece que alguna que otra diosa ha perdido el equilibrio y tiene que ser sujetada para que no caiga de su nube. Esta composición se complementa con las decoraciones de las enjutas en las que se representa el Baile a través de la Historia y el mundo. Escapa a ojos de los más curiosos la presencia en la última escena de esta “historia del baile” del fundador del Museo Cerralbo con frac encarnado y de espaldas.

Información: Museo Cerralbo. C/ Ventura Rodríguez, 17. Horarios: martes a sábado, 9:30 a 15h; jueves de 17 a 20h; domingos y festivos de 10 a 15h. Precio: 3€ y reducida 1,5€. + info (aquí y aquí).

 

8. TRAMPANTOJO. Juan Gálvez. Museo del Romanticismo, Madrid. Recomendado por Los Laberintos del Arte.

     En la sala II o “antecámara” del Museo del Romanticismo nos recibe la reina Isabel II a caballo, dirigiendo una revista militar. Si levantamos la mirada hacia arriba nos encontraremos, ocupando el espacio octogonal del techo, una arquitectura fingida con algunos personajes vestidos al modo oriental. Se trata de una obra realizada por el pintor Juan Gálvez (1774-1847) que representa el interior de un pabellón de planta centralizada y de resonancias exóticas (tal como era entendido el exotismo en la época) visto desde abajo. Así, a través de este hábil trampantojo pretendía crearse la ilusión de que el techo de la estancia tiene más altura de la real. Pero, a pesar de que parece creada para este espacio, la realidad de la pintura es que, en primer lugar, no se trata de un fresco sino de un lienzo incrustado en el techo (lo que suele denominarse quadro riportatto en italiano) y, además, no fue creado para este edificio, sino para otra ubicación, el llamado Casino de la Reina.

     Este Casino de la Reina se encontraba ubicado en las inmediaciones de la actual calle de Embajadores y tenía su entrada principal en la Ronda de Toledo. Fue durante la ocupación francesa cuando, arrebatados estos terrenos a una comunidad religiosa, un ministro de José Bonaparte construyó un pequeño palacio. Ya en 1816 los terrenos fueron adquiridos por el Ayuntamiento y regalados a la reina Isabel de Braganza. En la decoración de este Real Sitio participaron algunos de los arquitectos y artistas más importantes del momento, como Vicente López (autor de la Alegoría de la donación del Casino a la Reina Isabel de Braganza, actualmente en el Museo del Prado, que decoraba el salón principal del palacete) o el propio Juan Gálvez.

     En 1865, con el fin de asegurar su conservación, estos lienzos incrustados fueron retirados del Casino de la Reina y pasaron a engrosar las colecciones del Museo del Prado. Precisamente la obra de Juan Gálvez que hoy vemos en el Museo del Romanticismo es un depósito del Prado que data de 1924.

     Información: Museo del Romanticismo. C/ San Mateo, 13. Horario: de martes a sábado: de 9:30 a 18:30h; domingos y festivos: de 10:00 a 15:00h. Precios: General: 3 €/ Reducida: 1,50 €/ Gratuita: estudiantes, docentes, jubilados, desempleados y discapacitados. Sábados a partir de las 14:00 horas. + info (aquí).

 

 

9. JANO BIFRONTE, 1695. Luca Giordano. Despacho del Rey, Palacio Real de Aranjuez. Recomendado por Investigart.

     No es el más espectacular de los que aquí os hemos mostrado, ni siquiera es un fresco de enormes proporciones, pero su frescura y delicadeza hipnotiza a quien lo contempla. Se trata de una pequeña obra dentro del que fue en su día el despacho de Carlos II en el Palacio Real de Aranjuez. Pintado por Luca Giordano en escasas jornadas durante el año 1695, esta obra muestra la habitual maestría del pintor napolitano para la perspectiva. Es una pintura llena de fuerza, colorido y movimiento que tiene varias virtudes importantes. Una es que debido a las pequeñas dimensiones de la sala uno puedo verla muy de cerca, tanto que se encuentra como formando parte de ese cortejo estacional que contempla al rey Carlos II convertido en el Dios Jano. Esa cercanía es algo poco habitual en los frescos, normalmente dispuestos en grandes salas que hacen sentir empequeñecido al espectador. La otra gran virtud de esta obra es que durante muchos años estuvo oculto a la vista del público por un falso techo. Redescubierto en el año 2002 tras unas obras en el Palacio Real de Aranjuez, fue sometido a una pequeña limpieza antes de ser mostrado de nuevo al público. Todos los años que estuvo oculto permitieron que se haya conservado magníficamente, con un colorido vivaz que pareciera como si estuviera recién terminado por el artista.

     Información: Palacio Real de Aranjuez. Horario: todos los días 10:00 – 18:00 (verano hasta las 20h). Precios de entradas: Básica 9€/ Reducida 4€/ Agencia 7€/ Tarifa gratuita, ver condiciones. + info (aquí).

10. TRAMPANTOJO “CORRAL DE COMEDIAS DE LA CALLE CRUZ”. Recomendado por Un Sereno.

     No se trata de un fresco, pero por su singularidad este trampantojo se ha colado en nuestra clasificación. El trampantojo se situa en un lienzo de fachada en la madrileña calle de la Cruz y nos remite al pasado literario que tuvo esta zona conocida como Barrio de las Letras, en el Siglo de Oro. En aquel período de la historia española, se vivió un florecimiento en las artes y en la literatura y ello trajo consigo que a la Villa y Corte llegasen pintores, artistas, artesanos, literatos, comediantes, y actores dispuestos a triunfar.

     Este trampantojo, realizado en el año 1990 por el pintor, escultor y paisajista Ángel Aragonés, conjuga el pasado y el presente del espacio que ocupa en la calle de la Cruz. La obra, representa una estampa actual de la vecina calle Espoz y Mina, el artista no ha escatimado en detalles, están los negocios, las señales de tráfico y hasta la vecina del segundo asomada al balcón. Al fondo, se ve uno de los edificios más imponentes de la Gran Vía, el Edificio Telefónica. Pero hay que ir más allá para descubrir el porqué de este trampantojo y el episodio de la historia que nos narra.

     La clave de esta obra la encontramos en el plano derecho inferior, en la figura de un misterioso personaje que aparece representado con sombrero, bigote y un atuendo que nos trasporta al pasado. Si observamos su rostro y lo comparamos con cualquiera de los retratos que Velázquez hizo a Felipe IV, encontramos la similitud de ambos rostros. Esto no es casual, el rey Felipe IV, era además de un gran mecenas del arte, asiduo a los espectáculos de teatro que tenían lugar en los corrales de comedias de Madrid. En el lugar donde se encuentra el trampantojo, en el SXVI se levantaba el popular Corral de la Cruz, el que era el corral de comedias preferido por el monarca. A Felipe IV, que acudía de incógnito a las representaciones, le gustaba especialmente este corral no porque en él tuviesen lugar las mejores representaciones del Siglo de Oro, sino porque en su escenario actuaba una de sus amantes, Mª Inés Calderón “La Calderona”. Según cuenta la historia, Felipe IV quedó prendado de La Calderona en su debut teatral en el corral en 1627, con ella inició una relación que la obligó a retirarse del teatro cuando estaba en su pleno apogeo y llegaron a tener un hijo, Juan José de Austria.

     Dos detalles más, nos hablan del desaparecido Corral de la Cruz, uno es el plano del corral que sostiene en la mano Felipe IV y otro la placa que reza “¿Me engañan los ojos o el deseo?, donde existió un teatro, ahora es solo calle, o ¿la calle toda ahora es un teatro?¿Me engañan los ojos o el deseo?

     El primitivo corral de comedias de la Cruz al que acudía Felipe IV, evolucionó y en la primera mitad del XVIII se convirtió en un moderno teatro a la italiana con capacidad para 1500 espectadores pasando a llamarse Teatro de la Cruz. Fue un teatro con una larga tradición teatral, en él se estrenaron obras de Leandro Fernández Moratín y de José Zorrilla, entre otros. El Teatro de la Cruz se mantuvo en pie hasta que fue derruido en 1859. Hoy en día el trampantojo de la calle de la Cruz y la placa conmemorativa que se encuentra en la calle de la Cruz en su confluencia con la Plaza del Ángel, son los dos testimonios que nos quedan del Corral y Teatro de la Cruz.

Información: C/ de la Cruz, nº 27. Se puede visitar todos los días ya que se trata de un mural sito en una céntrica calle.

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