Ya os anunciamos hace algunas semanas, al hablar de la Galería de Paisajes del Palacio Real de Aranjuez (aquí), que en próximas fechas os hablaríamos de las decoraciones que se llevaron a cabo en el Despacho y Cámara del rey en época de Carlos II. Ésta intervención vino a completar las decoraciones iniciadas en el Palacio de Aranjuez en época de Felipe IV y que por muerte del soberano y falta de dinero quedaron inconclusas. El post de hoy también es resumen de un artículo científico publicado en el 2004 por uno de nuestro colaboradores Javier Jordán de Urríes y cuyo texto íntegro podéis leer aquí.

     Los monarcas de la Casa de Austria pasaban invariablemente en Aranjuez unas cuantas semanas de la primavera, variables en duración y fechas según las circunstancias. Habitaban durante esas «jornadas» la mitad sur del palacio proyectado para Felipe II, la única que había llegado a construirse antes del advenimiento de los Borbones. El plano adjunto muestra su planta principal, que estaba ocupada en su mayor parte por el «cuarto» o apartamento del rey, cuyas principales habitaciones eran su cámara o dormitorio, la galería o «salón» y el despacho del soberano, distribución vigente durante más de un siglo, desde Felipe II hasta Carlos II.

Miguel Ángel Houasse: Vista desde el Mediodía del Palacio Real de Aranjuez. Madrid, Patrimonio Nacional.

Miguel Ángel Houasse: Vista desde el Mediodía del Palacio Real de Aranjuez. Madrid, Patrimonio Nacional.

     Como ya dijimos al hablar de la Galería de Paisajes, la redecoración de todo el Cuarto Regio se acometió en los años sesenta del siglo XVII. Sin embargo en ese momento tan sólo llegó a finalizarse la Galería de Paisajes quedando inconclusa la ornamentación de la Cámara y Despacho del monarca hasta el reinado de Carlos II. Juan Bautista Morelli debió de trabajar primero en los estucos de la bóveda del “Salón” para a partir de 1664 comenzar los del despacho y cámara del rey. En el Despacho el escultor realizó una decoración basada en putis, festones, virtudes y recuadros pensados para contener pinturas. Sin embargo los trabajos quedaron inacabados no realizandose algunas de las decoraciones pensadas ni dando un acabado final a los estucos que les hubiera dotado de un aspecto más depurado. El dormitorio del rey también estuvo decorada con estucos con toda seguridad y allí tambíen se debían repetir el mismo tipo de elementos decorativos y de recuadros para contener pinturas. De todas estas decoraciones tan sólo han pervivido los estucos realizados en el Despacho del rey por Morelli.

Juan Bautista Morelli: San Juan Bautista Niño, ca. 1659. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Juan Bautista Morelli: San Juan Bautista Niño, ca. 1659. Madrid, Museo Nacional del Prado.

     Los recuadros pensados para contener pinturas al fresco o lienzos tuvieron que esperar para recibir decoración a la llegada de Luca Giordano a Madrid. Hacia 1696, tras terminar los frescos de El Escorial, Giordano pintó en el Despacho entre los estucos que Morelli había dejado. La medalla central está presidida por Jano bifronte como personificación de la soberana inteligencia y prudencia y de su dominio atemporal; uno de los rostros, el izquierdo, muestra el perfil inequívoco de Carlos II, el mismo que aparece en la escalera de El Escorial, pero vuelto hacia el lado contrario a como aparece allí. Las medallas menores representan las personificaciones de la Generosidad, la Humanidad, la Severidad y la Clemencia, todas según Ripa. Por tanto Giordano, al retratar a Carlos como Jano bifronte, garante de la paz y previsor del porvenir, ha representado –sin duda por indicación regia– la mente soberana, las intenciones dinásticas del último Austria, la imagen espiritual y simbólica del monarca en aquel momento.

     No obstante el interés y la riqueza de la bóveda, la magnífica riqueza artística del despacho de Carlos II sólo se entiende en su conjunto si consideramos, bajo su cornisa dorada y pintada de azul, la serie de cuadros que cubrían las paredes. Conservados en las colecciones reales del Patrimonio Nacional, los cuadros, cuyas medidas es lo único que ofrece el inventario de la Testamentaría de Carlos II. Éstos representan la historia de Orfeo y pasajes relacionados con el dios Apolo, narrada la primera en cinco escenas que se desarrollan desde la puerta que daba acceso al despacho desde la galería del rey, y a partir de ahí en el sentido de las agujas del reloj: así en la pared sur colgarían, a ambos lados del balcón Eurídice mordida por la serpiente y Muerte de Eurídice. La pared oeste estaba casi íntegramente ocupada por Orfeo en el monte Ródope, rodeado de ninfas, sátiros y animales, lamentando su dolor. En la pared norte, a ambos lados de la puerta que comunica con la sala de guardias, estaban Orfeo desdeña a las bacantes y Orfeo atacado por las bacantes o Muerte de Orfeo, cuadro que pone fin a la serie consagrada al vate tracio. Fuera ya de la serie órfica, pero formando obvia correspondencia con el ambiente musical de la escena frontera en el monte Ródope, cuya propiedad subrayó con elocuencia Ponz, colgaba en la pared oriental un cuadro sumamente apropiado para la identificación con el rey en este Real Sitio, Apolo en el monte Parnaso. En cuanto a las tres sobrepuertas que recoge la Testamentaría de Carlos II, se ha identificado el Apolo con los rebaños del rey Admeto, y las otras dos tal vez hacían también referencia al dios de la Poesía. Porque el discurso del despacho atendía al poder civilizador de la poesía y el canto, simbolizados por Apolo y Orfeo, sobre el hombre salvaje.

     Al otro lado de la galería, en el extremo oriental del Palacio, estaba la «Cámara del Rey nuestro Señor», su dormitorio, en un espacio ocupado en la actualidad por la Sala de espejos diseñada por Villanueva a finales del siglo XVIII como Gabinete de la reina María Luisa de Parma. Este espacio también estuvo decorada con estucos con toda seguridad. Campeaban en su bóveda cinco óvalos con otras tantas pinturas de Giordano, de hacia 1696, que no serían frescos, sino lienzos encastrados. En el British Museum de Londres se conserva un dibujo de Giordano, supuesto «Sacrificio al Sol», inscrito en un óvalo, que pudiera ser un estudio para la escena central. Las semejanzas compositivas con el recuadro central de la bóveda descubierta en el despacho son evidentes y el tono de la obra, conocido por un lienzo cuadrado derivado del dibujo, se adecua perfectamente al de los lienzos de la cámara. En el mercado anticuario italiano salieron a la venta dos lienzos ovalados que presentan «la maniera scura» de los cuadros de Aranjuez en un formato del todo inusual en Giordano. Estos lienzos, junto con otras dos alegorías no localizadas, pudieron formar parte de la decoración de la bóveda de la cámara.

     En cuanto a los lienzos que colgaban en las paredes, al igual que en el despacho, éstos eran nueve. Describiremos la decoración siguiendo el sentido de las agujas del reloj a partir de la puerta del «Salón», cuya sobrepuerta pudo ser el Apolo y la serpiente Pitón registrado en el Palacio de Aranjuez en la Testamentaria de Carlos III, de 1794, y del que se conserva un dibujo de José del Castillo que copiaba la composición de Giordano. En la misma pared oeste estaba el lienzo grande de Triptólemo, que provisto de aperos de labranza se dispone a llevar «por todo el mundo los preciosos dones de Ceres», que muestra a Deméter, la diosa maternal de la Tierra. Ya en la pared norte, tendríamos hacia el cabecero del lecho del Rey la denominada Alegoría de la Paz, lienzo cuadrangular que parece ensalzar a Juno, «señora de las riquezas, y de los Reinos». De sobrepuerta, el lienzo de Deucalión y Pirra, los padres de la nueva generación de seres humanos tras el diluvio, que son representados ante el oráculo de Temis y al fondo en el momento de arrojar hacia atrás las piedras de las que surgirían los nuevos hombres. El lienzo estrecho y vertical de Bóreas completaba el muro norte. A los lados del balcón de Levante tendríamos el cuadro de Las Parcas y el de Apolo. Y, para concluir el ciclo, en la pared sur flanquearían el balcón los cuadros de Ceres y Júpiter. Todo ello formando parte de un conjunto consagrado al origen de los tiempos y a la fertilidad, en el dormitorio de un Rey que murió sin descendencia.

Alzado Oeste del Dormitorio del Rey del Palacio de Aranjuez.

Alzado Oeste del Dormitorio del Rey del Palacio de Aranjuez.


José del Castillo copiando a Luca Giordano: Apolo matando a la serpiente Pitón.

José del Castillo copiando a Luca Giordano: Apolo matando a la serpiente Pitón.



 

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