Continuamos hoy con nuestro pequeño-gran homenaje a Luca Giordano. Tras hacer una pequeña introducción a su venida a España y a su encargo del Casón (aquí) queremos repasar algunas de las obras que hoy cuelgan en ese magnífico espacio que es la sala de lectura del Museo del Prado y que junto a la bóveda (aquí) componen todo un tratado sobre la pintura barroca.

     En estas obras podemos ver la evolución y las características más notables del pintor napolitano. Una de las principales que resaltaba Palomino en la biografía de Giordano era su capacidad de imitar a otros maestros:

Después pasó a Roma, donde estudió, y dibujó todas las obras, y estatuas de los antiguos, copiando muchos originales de los primeros hombres, con tan extremada atención, y diligencia, que haciéndose dueño de la manera de cada uno, llegó a imitar de suerte a todos, que cada día nos engañan sus pinturas: imitando, ya a Rafael, ya a Ticiano, a Tintoreto, a Correggio, y a cualquier otro de los más eminentes […]”.

     Ejemplo de esta asimilación de estilo y de réplica prácticamente exacta a la que podía llegar Giordano es la copia que éste hizo de la Anunciación de Tiziano del Museo de Capodimonte en Nápoles, dicha réplica está hoy en la madrileña parroquia de San Ginés.

Luca Giordano: Anunciación. Madrid, Parroquia de San Ginés.

Luca Giordano: Anunciación. Madrid, Parroquia de San Ginés.

     Otro ejemplo significativo es el que hasta hace no mucho podíamos ver en las paredes del Museo del Prado, la Sagrada Familia, obra en la que Giordano, seguramente con una intención oscura, firmó con el anagrama de Rafael de Urbino. No deja de ser curioso el intento falsificador del pintor napolitano, que podía así beneficiarse económicamente de su capacidad de asimilación de los estilos ajenos.

Luca Giordano: Sagrada Familia. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Sagrada Familia. Museo Nacional del Prado, Madrid.

     Una de las curiosidades más llamativas de Giordano fue su intención de sacar rentabilidad de su presteza pintando. Contaba nuestro profesor Alfonso E. Pérez Sánchez, que Giordano viajó a Andalucía junto con Palomino y que en cada parada del camino hacía demostración de sus habilidades pictóricas dejando obras diseminadas por todo el trayecto. Siempre nos pareció una anécdota muy significativa y quizás explique por qué podemos encontrar obras de Giordano en sitios tan alejados de la corte como Las tres generaciones que se conserva en la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción de Herencia (Ciudad Real) o la serie de lienzos presentes en la Mezquita Catedral de Córdoba.

     Un poco de ese eclecticismo, efectismo y lenguaje barroco pleno de Giordano está bien ejemplificado en los once lienzos que cuelgan de las paredes del Casón y que son la mejor forma de contextualizar al artista junto con el fresco de la Creación de la Orden del Toisón de Oro. El criterio de selección de las obras estaba muy condicionado por el hueco de pared que había que cubrir, por lo que la elección realizada fueron obras de gran formato. Pasamos a comentarlas.

Luca Giordano: Mesina restituída a España. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Mesina restituída a España. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Mesina restituida a España, 1678.

Cuadro interesantísimo por lo complicado de su iconografía y por lo peculiar de su realización. Cuando la ciudad siciliana de Mesina es restituida a España por parte de Francia, el virrey de Nápoles insinuó a Giordano lo pertinente de hacer una pintura que narrase tal acontecimiento. Por ello Giordano realizará este cuadro, de grandes dimensiones, donde la ciudad de Mesina, representada por la joven desnuda coronada por una fortaleza, corre al cobijo de Hispania, la matrona que rodeada de virtudes y preside la zona derecha del cuadro. Mesina tiene una herida en un muslo, mostrando así la crueldad a la que fue sometida por la dominación francesa. La nación gala está representada por un soldado de espaldas coronado por un yelmo con forma de gallo (alusión obvia a Francia) que es retirado por una figura femenina que representa la inestabilidad, caminado sobre una esfera y apoyada por una caña. El soldado francés pone la zancadilla a Mesina, como representación de sus malas intenciones. El lienzo fue expuesto por Giordano en Via Toledo, calle principal de Nápoles y adquirido por el virrey para regalarlo a Carlos II.

Luca Giordano: La degollación de los Inocentes. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: La degollación de los Inocentes. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. La degollación de los Inocentes, ca. 1663.

Cuadro que representa el pasaje bíblico de la matanza de los niños menores de dos años en Belén por orden de Herodes. Es una obra de gran formato que ha sufrido recortes posteriores distorsionando el efecto inicial. Aún así es un cuadro de gran teatralidad y dinamismo, gracias a un uso fuerte del claroscuro que nos pone en la pista de la formación de Giordano en la pintura de Jusepe Ribera. Es una de los obras que más ha ganado con su ubicación actual en visión de sotto in sù porque se aprecia mucho mejor las figuras de la parte inferior cargadas de dramatismo.

Luca Giordano: Turno vencido por Eneas. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Turno vencido por Eneas. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Turno vencido por Eneas.

Cuenta en este lienzo la historia de la primera victoria de Eneas en tierras Italianas, lo que le valdrá la posición para fundar la dinastía de la que será origen Roma y el Imperio Romano. En la parte superior aparece Venus, madre de Eneas, contemplando la victoria de su hijo, mientras que la ninfa Juturna, hermana de Turno, huye volando por la derecha con la cabeza velada. Esta composición, así como el tema, está inspirado en la Gallería de Eneas en el Palacio Panphilj de Roma, realizada por Pietro da Cortona en 1654.

Luca Giordano: Lucha de Jacob y el Ángel. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Lucha de Jacob y el Ángel. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Lucha de Jacob con el Ángel, 1694.

Narra el pasaje bíblico del Génesis, en el que Jacob pasa toda la noche luchando con un misterioso hombre que al despuntar el alba le vence rápida y sencillamente por tratarse en verdad de un ángel. Aquí Giordano une al tema religioso una figura mitológica, pues en la parte superior del lienzo aparece la Aurora con la estrella polar o luz de la mañana que empieza a traer la claridad, siguiendo la iconografía clásica basada en las descripciones de Homero que la calificaba como la de rosáceos dedos.

Luca Giordano: El juicio de Salomón. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: El juicio de Salomón. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Juicio de Salomón, 1694-95.

Lienzo que representa la historia conocida del juicio de Salomón acerca de las dos madres y el niño muerto. Era a su vez un trasunto de la Justicia Real y de la Sabiduría. Formaba parte con otros siete lienzos de modelos en óleo para las pinturas de temática de David y Salomón que pintó Giordano en las bóvedas de El Escorial. Más tarde sirvieron también como modelos para tapices de la Real Fábrica de Santa Bárbara, cuando Felipe V de Borbón la instale en Madrid.

Luca Giordano: Hércules en la Pira. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Hércules en la Pira. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Hércules en la pira, 1697.

Cuadro de asunto mitológico que narra la muerte quemado vivo de Hércules tras ponerse la camisa impregnada con la sangre del centauro Neso. Su amigo Filoctetes, representando la fidelidad, prende fuego a la pira en la que Hércules consigue tal nivel de sufrimiento que acaba siendo aceptado como inmortal por los dioses. El lienzo se relaciona con la serie de pinturas que el napolitano realizó sobre los Trabajos de Hércules y que decoraban el Salón de Embajadores del Buen Retiro o Casón (sobre ello hablamos aquí).

Luca Giordano: La prudente Abigail. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: La prudente Abigail. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. La Prudente Abigail, 1696-97.

Cuadro que representa el encuentro entre Abigail y el Rey David y que en la edad moderna era usado como trasunto de la magnificencia y magnanimidad de los reyes. Cuadro elegante y detallista pintado para adular la figura del monarca.

Luca Giordano: Bethsabé en el baño. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Bethsabé en el baño. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Bethsabé en el baño, ca. 1697.

El tema representado aunque es un asunto bíblico, sirve de excusa para poder mostrar un desnudo femenino. El rey David desde el balcón de su palacio, que está al fondo de la escena, apenas perceptible, descubre a Bethsabé bañándose y se enamora de ella. En realidad es un juego visual, donde el espectador asume la mirada de voyeur semejante al rey israelita. La iluminación del cuerpo desnudo y la ambientación en el jardín con multitud de sirvientes da un tono muy palaciego y mundano a la imagen, alejándolo de cualquier interpretación religiosa o moralizante.

Luca Giordano: Bethsabé en el baño. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Bethsabé en el baño. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Bethsabé en el baño, finales siglo XVII.

Cuadro de temática idéntica al anterior y caracterizado por la misma idea de desnudo femenino, con un mayor protagonismo de la ambientación y las sirvientas y menos quizás del desnudo.

Luca Giordano: Toma de una plaza fuerte. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Toma de una plaza fuerte. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Toma de una plaza fuerte, 1697-1700.

Cuadro procedente de la sala contigua al Casón, que estaba decorada con escenas de la Guerra de Granada de Fernando el Católico. Lo más destacado de esta obra es el dinamismo de la escena, logrado por un hábil manejo de la luz y sobre todo por la indumentaria de los granadinos nazaríes, transformados por Giordano en figuras que representaban la amenaza musulmana de fines del siglo XVII: los turcos otomanos.

Luca Giordano: Rubens pintando la Alegoría de la Paz. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Luca Giordano: Rubens pintando la Alegoría de la Paz. Museo Nacional del Prado, Madrid.

  1. Rubens pintando la Alegoría de la Paz, Ca 1660.

Esta es una de las obras más complejas y fascinantes de Giordano. Es a la vez un homenaje a Rubens, una alegoría de la pintura y una vánitas. El cuadro representa a Rubens, pintor flamenco del barroco y gran referente a finales del XVII, pintando una alegoría de la paz, donde Venus ahuyenta a Marte, mientras la Fama, Minerva y Ceres sobrevuelan la cabeza del pintor. En la parte inferior izquierda aparece un bodegón de objetos como una vánitas: conocimiento, fama, fortuna como objetivos vanos, pues son como pompas de jabón. En esta compleja alegoría hay un juego barroco de miradas y conceptos, pues pinta a Rubens mirándonos y pintando una escena que nosotros vemos desde otro ángulo, como en un juego de espejos, por lo que Giordano emula y trata de superar al gran Rubens. Y cuando el pintor ya nos ha convencido de su logro, vemos al niño sobre los objetos del bodegón haciendo pompas de jabón y recordamos que la fama y la gloria son sólo vanidad. No puede haber nada más barroco.

     Os recordamos que existe la posibilidad de visitar la sala de lectura del Casón del Buen Retiro, donde podréis disfrutar de todas estas pinturas. La visita es guiada y gratuita para los visitantes que se encuentren en el interior del Museo del Prado y se hace los domingos a las 12h. Para ello es necesario una inscripción previa, 30 minutos antes del comienzo de la actividad, en el punto de encuentro del Área de Educación, situado en el vestíbulo del Edificio Jerónimos. La visita tiene un máximo 20 personas por grupo. + info (aquí). No os la perdáis!!!

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